Dzilam de Bravo está en medio de un huracán de depredación: a unos días de la denuncia de la extracción masiva de pepino de mar, que también está acabando con las playas por la basura que dejan los sancochadores de la especie, activistas denunciaron la tala ilegal de unas 200 plantas de manglar blanco (sacocom) especie protegida por la ley.
Testigos del hecho aseguraron que las plantas fueron descargadas a plena luz del día, frente al Palacio Municipal. “Nos enteramos de que estaban bajando unas maderas protegidas, y además lo hicieron de forma descarada, frente a las autoridades”, aseguró un integrante de la Sociedad Turística de Dzilam Bravo, quienes documentaron el hecho.
Además de la tala ilegal, los habitantes señalaron un robo dentro de la reserva natural ecológica que conecta al cenote Chelem. Según relataron, 170 tablas, valuadas en 30 mil pesos, fueron sustraídas del muelle elevado que se estaba construyendo para mejorar el acceso al cenote.
Dzilam también ha estado en el centro de la polémica porque sus playas, antes consideradas de las más limpias del estado, han reportado altos índices de heces fecales: con valores de 190 partes por cada 100 mililitros ha estado al borde del nivel considerado peligroso, que es de 200.
Sobre la reciente depredación del manglar, Integrantes de la Sociedad Turística de Dzilam Bravo denunciaron que en días recientes hubo tala ilegal de alrededor de 200 plantas de manglar blanco (sacocom), una especie protegida por la ley.
Los pescadores informaron que el material fue bajado y trasladado a plena luz del día, frente a la comandancia municipal, lo que levantó sospechas sobre una posible participación de funcionarios del Palacio Municipal.
“Nos enteramos que estaban bajando maderas protegidas, y además lo hicieron de forma descarada, frente a las autoridades. Incluso, logramos tomar fotos y filmar el hecho. Ahora solo queda esperar qué acciones tomarán las autoridades competentes”, señalaron.
La tala de manglar se da en un contexto delicado, ya que Dzilam Bravo se prepara para los festejos del Carnaval, donde es costumbre del municipio emplear materiales para construir carros alegóricos y estructuras de gran tamaño.
Además de la tala ilegal, los denunciantes señalaron un robo dentro de la reserva natural ecológica que conecta al cenote Chelem. Según relataron, 170 tablas, valuadas en 30 mil pesos, fueron sustraídas del muelle elevado que se estaba construyendo para mejorar el acceso al cenote.
“Cuando llegamos a revisar, las tablas ya no estaban. Solo quedaron los clavos incrustados en la base, y el hueco característico de los clavos chalaneros. Las tablas eran inconfundibles porque estaban pintadas con una cara color rojizo. Esto no es un accidente, alguien sabía lo que hacía”, denunciaron los vecinos.
Tras investigar, los integrantes de la Sociedad Turística señalaron como posible responsable a Juan Jesús Casas Avilés, conocido como Chucho Erros, quien tiene antecedentes de actividades irregulares en la zona y cuyo muelle fue clausurado en el pasado.
“Sabemos dónde se estaban utilizando las tablas robadas, pero será la Secretaría de Desarrollo Sustentable la que determine qué procede. Nosotros pondremos la denuncia formal el lunes ante el Ministerio Público; iremos unas 15 personas para exigir justicia”, afirmaron.
Los afectados hicieron un llamado a la Secretaría de Desarrollo Sustentable y a las autoridades ambientales para que tomen cartas en el asunto, tanto en el caso de la tala ilegal de manglar como en el robo de materiales en la reserva ecológica.
“La conservación del manglar y las reservas naturales es fundamental para nuestro puerto y su desarrollo sustentable. Es indignante que se sigan cometiendo este tipo de delitos con tanta impunidad”, concluyeron.
Hace unos días, un recorrido puntual de POR ESTO! reveló la masiva y creciente extracción ilegal de especies marinas como el pepino de mar -en veda permanente- y el pulpo -en periodo de veda por reproducción-, detrás de la que hay toda una industria, según revelaron pescadores.
En un recorrido, reporteros del periódico de la Dignidad, Identidad y Soberanía documentaron “las huellas” de la depredación del pepino de mar, no sólo por los restos de los ejemplares de la especie en plena playa, sino por los utensilios viejos que los “sancochadores” dejan tirados en el litoral.
La actividad no sólo está depredando la especie dentro del mar, sino que está acabando con las playas porque los perpetradores invaden zonas donde hay manglar, para esconderse, y dañan la vegetación marina.
Por si fuera poco, Dzilam de Bravo ha tenido reportes de presencia de heces fecales en sus aguas en niveles que rayan en lo peligroso.
De acuerdo con el monitoreo que realizan conjuntamente la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en abril de 2023, el muestreo del agua de mar arrojó 190 partes de coliformes (bacterias de las heces fecales) por cada 100 mililitros de agua.
Esta medición puso a las playas de Dzilam de Bravo al borde de “no aptas” para las actividades recreativas, pues el nivel mínimo de contaminación de heces fecales que una playa puede tener es de 200 partes por cada 100 mililitros.
Se trata de microorganismos parecidos a las bacterias comunes- llamados Escherichia coli, que normalmente se encuentran en el intestino humano y animal; algunos de estos organismos pueden causar infecciones y llevar a la muerte.
Desde que se tenían registro de las mediciones, ninguna playa de Yucatán había registrado un nivel tan alto de contaminación.
