Nació la tizimileñada, que pretende convertirse en una más de las costumbres y tradiciones que distinguen a la Feria de Reyes.
Cual una pamplonada, como se festeja en España, partió de la colonia 8 calles, donde 10 toros de gran porte, bravura y peso fueron liberados para correr por las calles persiguiendo a una multitud de gente que participó en ella mientras numerosos ciudadanos admiraban lo que acontecía a su paso.
El derrotero fue para guiar a los bureles hacia el coso artesanal, donde arribaron para ser los primeros ejemplares en abrir el telón del tradicional baxal toro que congregó a millares de personas que acudieron a jugar con los bovinos y a disfrutar de esta costumbre.
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Se superó casi al doble la capacidad promedio del coso taurino, que es para 5 mil personas en sus palcos en el día que se considera su prueba de fuego, pues su propósito es determinar, tras su edificación, si resiste al cobijar a tanta gente durante este evento, ya que es el día en que más personas se hacen presentes puesto que no se cobra el acceso.
Este también es uno de los elementos más representativos de la Feria de Reyes, que le proporciona identidad a los tizimileños porque con él dan inicio los festejos taurinos.
La plaza de toros estuvo repleta, tanto en su exterior, dentro del redondel, así como en los 61 palcos de los denominados tablados que son diseñados para soportar a 50 personas en cada uno de ellos, donde en esta edición cada uno albergaba alrededor de 80, evidenciando su gran resistencia.
Previo a que diera comienzo el baxal toro, numerosos tizimileños y visitantes junto con las autoridades acompañaron a la Reina de la Feria de Reyes, Jesuí Huchim Gutiérrez, a coronar la plaza en este recorrido donde se vivió un verdadero ambiente de alegría, algarabía y tradición.
Numerosas personas ingresaron al redondel y se divirtieron en esta fiesta taurina jugando, algunos intentaron torear a los bovinos, otros huían despavoridos, pero aun así se sintieron valientes por estar dentro del ruedo. Unos más queriendo ser reconocidos y aplaudidos por la gente realizaban sus faenas frente a los bureles e intentaban montarlos, otros fueron embestidos por los animales; el saldo fue únicamente de dos persona lesionadas.
El público disfrutó este evento taurino aplaudiendo, ovacionando e incluso burlándose eufóricos de quienes caían, resbalaban o estaban a punto de ser corneados por los toros.