De forma increíble, ayer por la tarde Izael D. C., de 21 años, abandonó por su propio pie las instalaciones penitenciarias, ya que el Juez Primero de Control del Centro de Justicia Oral de Mérida, Kenny Martins Burgos Salazar le concedió la libertad.
“El Caníbal II”, como ya se le conoce en el penal, fue puesto a disposición de la autoridad ministerial, pero al ser detenido atacó a los agentes de la Policía Estatal de Investigación cuando trataban de entrevistarlo con relación al crimen del joven Roberto de Jesús Amaro, de 24 años de edad, quien fue descuartizado y su cabeza, tronco y extremidades fueron arrojados en distintos predios.
Ayer por la mañana se llevó al cabo la audiencia de formulación de imputación por los delitos de ataques peligrosos cometidos contra servidor público, resistencia y desobediencia de particulares y, según se comentó, también por portación de armas e instrumentos prohibidos.
Se pensó que con los antecedentes por la magnitud del crimen se le impondría como medida cautelar la prisión preventiva, en tanto se resolvía su situación jurídica, en audiencia programada para el próximo 6 de julio.
Sin embargo, luego de que se le formularon cargos, el juez accedió a otorgarle la inmediata libertad, con leves medidas cautelares como lo son ir a firmar al Centro Estatal de Medidas Cautelares, la prohibición de salir del Estado y estar sujeto a vigilancia.
Se pidió la prisión preventiva como medida cautelar, a fin de dar tiempo a la Fiscalía General del Estado para integrar debidamente el expediente y solicitar la orden de aprehensión y así llevarlo a proceso penal por el crimen cometido de forma indescriptible; sin embargo, no se accedió.
La Fiscalía solicitó con carácter de urgente la orden de aprehensión en el mismo Juzgado de Control, pero ante el juez Antonio Bonilla Castañeda, quien al analizar las constancias negó la orden de aprehensión en su contra por cuestiones de forma que se establecen en el Artículo 290.
Como un balde de agua fría les cayó a los fiscales adscritos al Juzgado Primero de Control del Centro de Justicia Oral de Mérida la resolución del juez Bonilla Castañeda, quien les negó la orden de aprehensión en contra del presunto descuartizador.
Ayer por la mañana se solicitó al juez la respectiva orden de captura en contra del presunto asesino de la colonia Leandro Valle, quien ya estaba preso en el penal de Mérida desde el viernes por la noche para ser procesado por un delito de portación de armas e instrumentos prohibidos y resistencia a particulares.
Por este caso se turnó una carpeta de investigación al Juzgado Primero de Control a cargo del Licenciado Kenny Burgos, donde se le formularon cargos y se le impusieron medidas de cautela leves como la firma mensual, no salir del Estado y tampoco acercarse a los denunciantes; en este caso, agentes de la Secretaría de Seguridad Pública, lo que derivó en que el presunto delincuente recuperara la libertad.
Según se dijo, el arresto se debió a que el ahora imputado se enfrentó a los policías cuando trataban de entrevistarlo en torno al crimen del joven Roberto de Jesús Amaro, cuyo cuerpo fue desmembrado y esparcido por varios sitios; la cabeza por un lado y las demás partes del cuerpo en terrenos baldíos.
Había la confianza en que mientras se llevaba al cabo la audiencia de formulación de imputación por los delitos antes señalados se emitiera la respectiva orden de aprehensión y luego se ejecutaría la orden por el crimen cometido con saña.
Las cosas no salieron de la forma en que los fiscales pensaban, ya que al presentar la solicitud de orden de aprehensión ante el Juez Primero de Control, no se cumplieron con los requisitos que contempla la ley, no se ratificó ante el juez la presencia de los propietarios de los predios donde se encontraron los restos mortales de la víctima.
El Código Nacional de Procedimientos Penales exige como protocolo que se ratifique ante el juez las personas que autorizaron los ingresos a los predios donde se levantaron las evidencias del caso, aunado a que tampoco hubo orden de cateo.
Y por otra parte, no sé concedió la orden de captura, puesto que el acusado ya estaba privado de la libertad en las instalaciones del Centro de Reinserción Social del Estado, o sea, que no se iba a dar una orden de captura de una persona que ya está capturada.
Ayer por la tarde, el presunto descuartizador respiró el aire de la libertad, pues las puertas del Cereso se le abrieron.
Vistiendo un pantalón negro, una camiseta del mismo color y con un cubrebocas, se encaminó rumbo al Sur, mirando de un lado hacia el otro en busca de un transporte hacia el centro de la ciudad.
Ahora la Fiscalía tendrá que volver a solicitar la orden de aprehensión con las formalidades de ley, a fin de proceder en contra del presunto responsable del crimen registrado en días pasados en la colonia Leandro Valle, que hizo recordar asesinatos similares en otras administraciones.
Se recuerda que hace años un automovilista encontró restos de un cuerpo humano a la orilla del Anillo Periférico y poco después un VW quemado. En primera instancia se pensó que la extremidad encontrada pertenecía a una mujer.
Finalmente se esclareció que la pierna era de un hombre, un trailero que fue asesinado en una colonia al Norte de Mérida por un celoso marido, su cuerpo desmembrado, dispersado a lo largo de la periferia y otras partes enterradas en el lugar de los hechos.
También hizo traer a la memoria un caso de un repartidor de pizza que fue asesinado, su cuerpo desmembrado y arrojado a un pozo en un terreno del Sur de Mérida. Los autores de esos crímenes enfrentaron a la justicia en su momento.
Por Armando Gamboa Romero