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ESCARCEGA, Campeche.-Luego de atravesar un año sumamente difícil por la eliminación de subsidios a programas como el Procampo, el Progan y el Pimaf, que fueron reducidos a casi nada en el 2018 por el pasado Gobierno Federal, la esperanza para los campesinos es que éstos se reactiven y que aquellos que manejarán los programas de apoyo visiten las comunidades para conocer de cerca qué requiere el productor para detonar la productividad del campo y de la ganadería.

Así lo consideró José Luis Cahuich Quiab, dirigente municipal de la Sección Agronómica y comisario del ejido José de la Cruz Blanco, quien aseveró que el campo estuvo abandonado porque el Gobierno Federal le quitó a los productores el Programa de Apoyo al Campo –antes Procampo, hoy Proagro-, reduciendo el apoyo de mil pesos por hectárea a sólo 90 pesos.

Reducción

Explicó que también se redujo el subsidio del Progan, que era el apoyo de vientres para los ganaderos, el cual se les bajó a casi nada, y ocurrió exactamente lo mismo con el subsidio que se otorgaba a través del componente Programa de Apoyo para Productores de Maíz y Frijol (PIMAF), el cual definitivamente se lo quitaron a Escárcega, además de reducirle el presupuesto de los programas que se daba entre lo federalizado y el estado.

“Entonces, si se analiza todo lo que ocurrió en materia de incentivos para los productores agrícolas y ganaderos, en 2018 estuvimos muy mal, y para que la situación se componga la solución estaría en que quienes vayan a manejar los programas de apoyo a estos sectores primarios, visiten a cada unidad de producción existente y que sea el productor el que de viva voz especifique qué es lo que requiere para detonar en ese lugar la productividad”, añadió.

Indicó que si se detona la productividad del campo, y se bajan los precios de los combustibles se va a ver una real transformación en la economía del campo, pues de lo contrario seguirán igual, puesto que a pesar de que existe mucha capacidad productiva en la región, trabajar la tierra en una superficie de una hectárea se requiere de un gasto promedio de 15 litros de diesel para operar un tractor.

“Y mientras sigan igual de casos los combustibles tenemos que decidir entre comprar diesel o correr a un trabajador, lo cual no ocurriría si, por ejemplo, se redujera hasta en 5 pesos el litro, ya que de esa manera la diferencia a favor del productor alcanzaría para sostener ambos gastos; es triste, pero esta es nuestra realidad actual”, aseveró.

Optimismo

Cahuich Quiab considera que hay posibilidades de que mejoren las cosas, de crecimiento, pero se requiere que se reactiven los programas de subsidio, por la sencilla razón de que los insumos que se utilizan tanto en la ganadería como en la agricultura, se compran a precio dólar, y lo que se produce se vende con las tres “B”, (bueno, bonito, barato) y de calidad, pero en pesos, no en dólares.

(Texto y fotos: Martín Contreras)

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