CALKINI, Cam., 8 de mayo.- El templo de San Luis Obispo, de Calkiní, y numerosos edificios de la capital y otros lugares del Estado contienen valiosas obras de arte, que son admiración de los visitantes, por lo que es necesario cuidarlos, ya que son considerados un verdadero patrimonio cultural de la Entidad.
“Las autoridades deben de implementar proyectos para protegerlos en caso de cualquier contingencia, como sucedió el pasado 15 de abril con la Catedral de Notre Dame en París, pues aunque las nuestras no son tan famosas, sí serían una gran pérdida, ya que forman parte de la historia y son testimonio del acontecer de la vida de los habitantes de cada lugar”, comentó Carlos Fernández Canul.
“La construcción del templo de San Luis Obispo, como se sabe, inició en 1561 y se concluyó el 29 de julio 1861. Cuenta con un hermoso retablo tallado en madera de cedro, muy bello, con columnas, cornisas y demás elementos pintados de rojo y negro y orillas de oro.
“Destacan imágenes de los apóstoles y otras de gran valor, se cree que fueron traídas cuando se inauguró el templo, considerado uno de los más grandes de la Península de Yucatán. Fue declarado Monumento Nacional el templo, así como el ex convento, sus altares, muebles y el atrio, el 5 de abril de 1952”, agregó Fernández Canul.
“Cuenta con una preciosa imagen del venerado Cristo de la Misericordia, que llegó a estas tierras en 1585, así como un bello altar de la Purísima Concepción tallado en madera (actualmente se le amarró con alambres, porque presenta desprendimiento de la pared). Se cuenta con un púlpito tallado en madera y piedra.
“En su interior el templo cuenta con hermosos nichos, donde se resguardan imágenes antiguas, (algunas ya no existen, como la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, que desapareció de su nicho; y a la de la Ultima Cena le faltan 6 apóstoles).
En la capilla del Santísimo se tenía un hermoso mural que servía de fondo, el cual fue brutalmente borrado en 1992 por un ex párroco.
“Cuenta con una colección de cuadros al óleo (15) de la vida de Jesús, pintados por el artista Sergio Cuevas Avilés, los cuales fueron donados al templo. Existían libros y catecismos antiguos, y otras obras que han desaparecido, por lo que es importante levantar un inventario de todo lo que contiene este templo.
“Cuando entrevisté a doña Consuelo Gutiérrez, dijo que cuando llegaron las fuerzas de Salvador Alvarado y Argumedo, en el centro del templo encendían sus fogatas y cocinaban los soldados, y quién sabe qué más barbaridades hicieron”, reveló.
Así como Calkiní tiene lo suyo, al igual los templos de todo el Estado cuentan con verdaderas joyas de arte que es necesario preservar para las futuras generaciones, así como conservar estos inmuebles, que al paso de los años presentan ciertos deterioros y lamentablemente las autoridades estatales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), municipales y eclesiásticas hacen caso omiso para su restauración”, finalizó Fernández Canul.
(Jorge Aké Gutiérrez)