VILLA ISLA AGUADA, Carmen, Campeche.- El pescador jaibero Carlos Mario de la Rosa Zetina acusó que sigue siendo objeto de robos de trampas por parte de unas personas que recientemente se alojaron en las instalaciones de lo que antes era la cooperativa “La Cruz de Mayo” quienes sin importarle su condición física (está afectado de la columna vertebral) se llevan sus artes de pesca, dañándolo económica y laboralmente.
Hasta la corresponsalía se presentó para denunciar que en dicho sitio dos personas que trabajan en cayucos capturando la jaiba ahí cerca de la orilla, y uno que recepciona el producto, que desde que llegaron se empezaron a perderse sus artes de pesca, caso concreto la noche del pasado viernes cuando a su hijo se le desaparecieron 48 trampas, misma que tiene que pagar en cien pesos cada una al dueño de la embarcación que carga.
“No es justo que tengamos que pagar más de 4 mil pesos, a como está la situación económica que casi no hay producción, y la autoridad no hace nada, ya lo hemos expuesto a través de los medios de comunicación y también lo hemos hecho saber a la autoridad, pero están esperando que haya muertos para que puedan actuar”, acusó.
De la Rosa Cetina señaló que la autoridad clasifica como un delito no grave el robo de trampas, e incluso de eso se basan los delincuentes para seguir cometiendo el robo ya que saben que no les van hacer nada.
“Incluso me han amenazado de muerte diciendo que para qué voy a denunciar si de todas maneras la autoridad no les hace nada, por ello, hay temor de que pudiera pasarnos algo a mi familia y a mi persona” mencionó.
“¿Cómo pueden estudiar nuestros hijos, si estos pillos no nos dan la oportunidad de crecer, apenas nos estamos reponiendo cuando ya de nuevo tenemos que comprar todo de nuevo para elaborar las trampas y así podamos seguir manteniendo la familia?”.
Parcialidad
Por otra parte, mencionó que desde hace varios años no recibe los beneficios del Programa de Aprovechamiento Sustentable de la Pesca en donde a decir de las autoridades beneficiaron a 597 pescadores ribereños, pero que según el jaibero la mayoría fue mujeres, hijos, amigos y familiares de los permisionarios.
“A mi ningún permisionario me quiere amparar con su permiso, dicen que soy muy revoltoso solo porque me gusta decir la verdad, por eso tampoco pude sacar mi tarjetón porque no tuve para el curso, y además para que sí de todas maneras me van a decir que ya tienen el cupo lleno” finalizó.
(Texto y fotos: Norma González)