La restricción de áreas de pesca por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex) desde hace más de 25 años, la contaminación que genera el mantenimiento de barcos de las compañías prestadoras de servicios a la petrolera, el calentamiento global y el incremento del esfuerzo pesquero, son algunos factores que llevan a la debacle al sector ribereño.
José del Carmen Sáenz Trujillo, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas de la Industria Acuícola y Pesquera de Ciudad del Carmen, recordó que hace 20 años había unas 250 lanchas, aproximadamente, del sector pesquero ribereño; eran años de bonanza en la captura del camaroncito, ya que cada lancha traía hasta 600 kilos de producto. Actualmente hay más de 600 lanchas en la Isla de Carmen y apenas traen entre 30 a 50 kilos de camarón siete barbas.
Crisis
En esos años donde había abundancia de producción pesquera, el kilogramo del camaroncito costaba 15 pesos a pie de playa; hoy, con la poca producción que se obtiene, los “coyotes” aprovechan la crisis económica que impacta a los pescadores para fijar un precio entre 35 a 40 pesos el kilo del crustáceo con cabeza, y en 80 o 90 pesos el elaborado.
A la baja captura se suma una veda mal planeada y el costo a la gasolina que impide que los pescadores logren ingresos suficientes para llevar a sus hogares, porque si la producción no es redituable tienen que superar los costos de la gasolina y alimento, entonces en variadas ocasiones los pescadores se van con 50 pesos o nada a sus viviendas; pero con el ánimo de que al día siguiente les vaya mejor.
Quizás entonces el principal problema que sufre el sector ribereño, es la restricción de más de 10 mil kilómetros de áreas pesqueras por parte de Pemex, ya que para proteger la producción nacional de hidrocarburos se descuidó una actividad generadora de alimento, divisas y empleo.
Al impedir que los pescadores realicen sus labores cerca de las plataformas, la producción decayó, a lo que se suma la contaminación del fondo marino con los trabajos de mantenimiento de las compañías prestadoras de servicios de la paraestatal, que vierten residuos y otros químicos al mar.
Esta contaminación trae como consecuencia el calentamiento global, situación que afecta la reproducción de las especies marinas. Pero, en vez de reducirse el esfuerzo pesquero, se incrementa la problemática con los llamados pescadores libres, que son explotados por empresarios que no son regulados por las autoridades; por ello, de 300 lanchas que había hace 20 años, actualmente en Ciudad del Carmen no quedan más de 600 que explotan el siete barbas.
Remembranza
Sáenz Trujillo rememora cuando había abundancia del camaroncito; entonces, en las bodegas de las cooperativas se empleaba a más de 20 personas, en su mayoría mujeres, para pelar y descabezarlo para su elaboración y obtener un precio de garantía.
“Hoy vemos las bodegas con dos o tres personas y lanchas que trae apenas 50 kilos de producto”.
A continuación dijo que las autoridades de pesca, estatales y federales, no quieren aceptar que el sector produce alimentos y divisas, y lo hacen a un lado para beneficiar la actividad petrolera. En cuanto a los legisladores federales y locales, tampoco promueven leyes ni hacen reformas que los favorezcan.
Con información de Fernando Kantún