Al asegurar que por más de 20 años han solicitado energía eléctrica para la comunidad, habitantes de Punta Xen denunciaron ante la delegada federal Katia Meave la presunta corrupción por el desvío de recursos e incumplimiento de esta demanda, por lo que exigieron no más engaños y pronta respuesta a sus solicitudes.
Durante la reunión que sostuvieron ayer por este motivo, la cual se pospuso para las 13:00 horas y luego los funcionarios llegaron 15 minutos tarde, el tema central fue el avance de la asamblea del 11 de marzo, cuando les prometieron la introducción del fluido eléctrico, y que desde entonces, pasados siete meses, han estudiado cuatro opciones para electrificar a la comunidad.
Soluciones
Por lo anterior, se habló de paneles solares, llevar la corriente de Sabancuy o Champotón, o por último instalar una subestación.
En respuesta, los ciudadanos a través de sus autoridades y del presidente del Comité, César Santiago Jiménez, cuestionaron sobre cuánto tiempo llevaría interconectar Punta Xen con Champotón o Sabancuy, y la respuesta fue que se trata de una inversión aproximada de 30 millones de pesos que demoraría al menos un año.
En cuanto a la instalación de paneles solares, se dijo que sería el mismo costo para alumbrar a los 110 hogares, y que la última opción sería construir una subestación, pero se requiere un terreno para los trasformadores y no se pudo especificar cuánto tiempo y dinero serían necesarios.
Fue en ese momento en que uno de los pobladores preguntó al superintendente de la CFE, Gonzalo Jesús Paredes Plancarte, del tiempo que tardía la obra, a lo que respondió que al menos un año, pero esta contestación generó la indignación del ciudadano que gritó: “sólo porque se trata de un poblado pobre argumentan muchas trabas”.
Sin embargo, las autoridades se comprometieron a regresar el 20 de noviembre para proceder a realizar los estudios y definir el proyecto, hecho que dejó satisfechos a los manifestantes que amenazaron con bloquear la carretera en caso de que no se hubiera llevado a cabo la reunión.
Por Erasmo Cruz