La cuarentena y que los niños sigan en la casa debido a las clases virtuales, presuntamente ha generado el surgimiento de algunos casos de violencia familiar, pues los papás se desesperan al momento de apoyar con las tareas a los niños; sin embargo, aún no hay reportes oficiales al respecto, dijo Rosiney González Dantoris, vecina de la colonia Banco de Piedra.
La declarante justificó que estar al pendiente del trabajo de los estudiantes corresponde a los maestros, pues ellos como padres no están capacitados a pesar de que ponen su mejor esfuerzo.
Señaló que además de pasar tiempo con la “telemaestra”, deben atender los pendientes del hogar y salir a laborar, lo que resulta en una carga de trabajo y de estrés que no todos pueden manejar.
Por lo anterior, Rosiney se pronunció para que pronto los niños regresen a las aulas, aunque reconoció que por el momento esto no puede ser posible debido al peligro de contagios.
Recordó que se trata de una larga cuarentena que para todos ha sido agotadora, además de que la economía resultó seriamente dañada desde el mes de marzo, cuando se declaró la pandemia.
Por su parte, Gloria Cocom, de la colonia Pénjamo, expuso que tiene problemas con el Internet en su domicilio y por eso debe acudir a la casa de su mamá para que sus hijos puedan hacer la tarea.
Sin embargo, señaló que esta modalidad exige que todos los educandos cuenten con un teléfono inteligente y por ello tendrá que adquirir otro celular, ya que el de ella lo usan sus hijos para las tareas.
Comentó que es un gran reto el que enfrentan maestros, padres y niños, pues las clases a distancia no son fáciles, además las familias esperan que los profesores expliquen todas las dudas; sin embargo, esta modalidad no permite plantear preguntas, y entonces los papás tienen que tomar el papel del maestro.
Tras declarar esto, Gloria exhortó a los padres de familia a tener paciencia y ayudar a los niños a cumplir con los trabajos escolares, pues de ello depende el avance y aprovechamiento; sin embargo, reconoció que se trata un reto que nunca antes habían enfrentado.
Por Pedro Díaz