De nueva cuenta la estación de combustible situada en la Avenida Luis Donaldo Colosio, fue clausurada por violar diversas normas, esto se logró con el apoyo de la Guardia Nacional, cuyos agentes colocaron sellos en las dos bombas de gasolina, así como el enrejado de todo el área, esto para evitar que vuelva a sea reabierto al público como en otras ocasiones lo han hecho, pese a estar suspendido por las autoridades municipales.
Lo anterior se llevó a cabo alrededor de las 11:00 horas de ayer, cuando personal del Ayuntamiento, así como un grupo de protección civil municipal, en conjunto con la guardia nacional, se trasladaron hasta la estación “Rendí Ahorro”, ubicada en la prolongación de la Calle Allende por Colosio de la Colonia San José, dialogando con los encargados a quienes les indicaron que dejaran de despachar combustible a los vehículos.
Con una orden judicial, empleados de la comuna procedieron a abrir hoyos sobre la cinta asfáltica, colocando puntales de madera, donde comenzaron a cercar con mallas, esto debido a que en distintas ocasiones en la que ya ha sido clausurada. El encargado retiró los sellos de las bombas para volver a reactivar el servicio, pese a que está penalizado la violación de las mismas, aplicándole su sanción correspondiente.
Debido a que las autoridades ya se cansaron de llamarles la atención y que los encargados hacen caso omiso, decidieron cubrir de cinta amarilla las dos bombas de combustibles, esto además de que se halla a escasos metros de una clínica particular, sumado a que no cuenta con los permisos correspondientes para su funcionamiento, todo esto ante la presencia de los agentes federales, quienes descendieron de las unidades para mantener la calma.
Se espera que en las próximas horas las autoridades brinden mayor información respecto a la clausura del lugar, ya que han sido cuando menos tres las ocasiones en las que se le ha colocado sellos a las bombas y estas a los pocos días comienzan a entrar en operación, desconociéndose si es tras el pago de la multa o en realidad violan los sellos.
Por José Salazar