Una odisea vive la comunidad de Iturbide, en Hopelchén, desde hace seis meses por la acumulación de agua en los domicilios y la gente parece no tener vida para seguir entre el hedor de la humedad.
Casas, traspatios, potreros, todo está inundado y la intención de perforar dos pozos de absorción no dieron resultado y los charcos aún invaden desde los campos deportivos hasta las oficinas de Registro Civil. Pareciera que el lugar es una Isla.
Ayudas, despensas, desagües que en su momento rindieron frutos, hoy ya no existen y el Ayuntamiento junto con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) dijeron adiós y los abandonaron.
María Eugenia Chan Chuc y Rosalinda Chi Puc, quien dejó su hogar por la cantidad de agua que lo inundó, relata que un día la sacaban y al siguiente tenía la misma cantidad dentro de su vivienda; y así ocurrió con las otras casas. No hay remedio para el problema, se quejó.
Los agricultores han informado sobre las pérdidas de sus cosechas, como el caso del líder de los maiceros, Lisandro Pech, quien menciona que “las mazorcas están entre agua y la soya igual”.
Gran parte de los terrenos son lagunas, dice, así que las pérdidas son considerables y no hay poder humano que evite las inundaciones. Según, es agua que se escurre desde Chunchintok, Ramón Corona,
Tanto Chunchintok como Ramón Corona ha mostrado su solidaridad porque saben los momentos difíciles que atraviesa el lugar.
Aparte de toda esta calamidad, los moscos se volvieron una plaga insoportable, lo que pudo constatarse al realizar un recorrido por las calles del poblado, o lo que quedó de ellas.
Con información de Amado Caamal