El Presidente de la Asociación Ganadera Local General de Carmen (AGGLC), Santiago Rueda Heredia, dio a conocer que se encuentran en peligro unas 40 mil cabezas ganado por las inundaciones en las regiones de Chumpán y Península de Atasta provocadas por las crecientes y lluvias de las tormentas tropicales y frentes fríos.
Expresó que las inundaciones por la creciente del nivel de mar y lluvias afectan actualmente a los ganaderos de las regiones de la Península de Atasta y Chumpán esta última pertenece a la zona de Ríos y que resultó afectada en un principio por la Tormenta Tropical Cristóbal a principios de junio.
“Ahora el nivel del agua se encuentra alto y los ganaderos de las regiones citadas buscan que se habilite algunos desagües o ver que se puede hacer porque es catastrófico lo que sucede en la Península de Atasta, los potreros, las viviendas y calles se encuentran inundadas”, agregó.
Añadió que como presidente de la ganadera local envió fotos de las condiciones en que se encuentran los potreros y ranchos a las a la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) de Campeche, para ver qué plan implementan en estos días en que la pastura no va alcanzar desarrollarse por la creciente, y esperan tener una respuesta pronta del gobierno.
Señaló que al estar el pasto bajo el agua muere y las reses se van a quedar sin alimento, lo que propiciará a que enflaquezcan y posiblemente mueran algunas, por ello, se presume que existen unos 40 mil cabezas de ganado que están en riesgo por las inundaciones.
Explicó que los excesos de agua superficial y la saturación de suelos a nivel regional afectaron el área de pastoreo disponible, y causarán pérdidas completas de pasturas en implantación y reducirá el potencial de producción. La creciente del nivel de mar y las precipitaciones excesivas han provocado distintas situaciones, desde inundaciones totales con suelos que aún permanecen bajo agua, suelos saturados con falta de piso y lotes con encharcamientos.
Indicó que la recuperación de la producción de forraje no ocurrirá inmediatamente después de que deja llover, el agua se retira o el suelo deja de estar saturado. Los efectos persisten y continuarán con las afectaciones a las pasturas, y de no recibir el apoyo necesario de las autoridades podrá darse pérdidas de cabezas de ganado.
Con información de Fernando Kantún