Wilfrido González Martínez de 42 años, que desde hace 20 años ejerce la labor de carpintero, mencionó que en este año la situación no fue muy alentadora debido a la crisis económica que generó la pandemia de COVID-19, sin embargo, con las altas y bajas ha logrado sacar adelante a su familia, y espera que el próximo año los contagios por COVID-19 vayan a la baja y tenga mejores oportunidades en cuestión laboral.
Indicó que debido a la crisis que trajo la pandemia la cuestión laboral para los carpinteros descendió, pero logran sobrevivir con lo que obtienen, pues también tuvieron que reducir los precios de los servicios.
Señaló que, por ejemplo, las planchuelas que elabora, que es una herramienta de trabajo para los albañiles las vende de forma individual a 150 pesos, sin embargo, existe una empresa ferretera que los compra por mayoreo y les paga el precio unitario a 70 pesos, y le conviene ese trato, porque si le compran 20 planchuelas, le pagan mil 400 pesos y con eso, puede comprar algunas despensas para el hogar, así como cumplir con el pago de los servicios.
Expresó que algunos carpinteros han dejado este oficio, pero otros continúan, pues hay gente que aún solicita de los servicios, como para hacer una cocina, y la carpintería no debe extinguirse, ya que se puede considerar como un trabajo de artesanía, en la elaboración y reparación de muebles diversos.
Manifestó que la pandemia trajo otras modalidades para ejercer las actividades, por ejemplo, él se protege, de forma constante se lava las manos con agua y jabón, y cuando tiene la necesidad de salir a la calle para llevar algún trabajo que concluye, lleva puesto la mascarilla para protegerse contra la pandemia, ya que el COVID-19, no perdona.
“Lamentablemente esta enfermedad ha cobrado mucha vida, por ello, hay que cumplir con las recomendaciones de las autoridades de salud, uno debe andar en las calles sin el cubrebocas, esto debe volverse una costumbre porque desconocemos cuando se acabará el contagio”, indicó.