Con el propósito de pedir a la Virgen María que interceda ante Cristo para que proteja a los habitantes de América Latina y el Caribe, ayer tuvo lugar la misa de Consagración a Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, acto litúrgico llevado a cabo en su santuario, ubicado en el barrio que lleva el nombre de la mencionada advocación mariana.
La misa celebrada hoy a partir del mediodía fue iniciativa del Consejo Episcopal Latinoamericano y Obispos de México, para pedir a la Virgen de Guadalupe el fin de la pandemia del COVID-19.
En Campeche, correspondió al Obispo José Francisco González González presidir la misa durante la cual mencionó que la Virgen siempre ha amparado a los campechanos, quienes a su vez se encuentran entre sus más fieles devotos.
“Hermanos y hermanas, hoy estamos celebrando esta eucaristía para pedir la intercesión de la Virgen María de Guadalupe, para que atienda la necesidad de esta nación mexicana”, dijo el Obispo al iniciar la liturgia o servicio religioso en el que participaron todas las parroquias de Latinoamérica.
El prelado expuso que en Campeche se le rinde culto a la Virgen de Guadalupe desde el siglo XVI y que fue un marinero portugués el primero en erigirle una capilla a la Emperatriz de América, en el año de 1541, muy poco tiempo después de que la madre de Cristo se le apareciera a Juan Diego, en 1531.
“Entonces el Pueblo campechano ha tenido una especial predilección a la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, como todo el pueblo mexicano. Por eso, México y también América y el Caribe se unen hoy a celebrar, junto con el Rosario Misionero esta eucaristía para pedir a María de Guadalupe por la intercesión de ella, para que atienda esta necesidad”, explicó Monseñor González González.
El Obispo de Campeche expuso toda la serie de calamidades y vicisitudes a las que se enfrentaron los misioneros que iniciaron el proceso de evangelización en México, ya que se encontraron con un país donde convivían diversas culturas, donde se hablaban diversas lenguas y donde los evangelizadores debieron enfrentarse a las fuerzas de la naturaleza, así como a las plagas y a la resistencia de los pobladores locales.
En su alocución, el Obispo González González expuso que los españoles que iniciaron la conquista y la evangelización se encontraron con que algunas mesoamericanas contaban con un sistema religioso muy elaborado, muy desarrollado, pero que existían otras que seguían viviendo de forma muy primitiva.
En ese ambiente, llega la Virgen de Guadalupe y los evangelizadores españoles, muchos de ellos San Franciscanos, que atestiguaron cómo el Milagro Guadalupano y su mensaje se convirtieron en el principal vehículo evangelizador, ya que tras la aparición de María prácticamente la mayoría de los nativos querían bautizarse.
Dicen que a los misioneros se les entumía el brazo de tanto bautizar, porque venían a rogarles a pedir la nueva fe. Lo que pasó fue que el Ayate de Juan Diego fue concebido como un códice que los indígenas supieron interpretar y por eso aceptaron el evangelio de Jesucristo y María.
El Obispo González González dijo que el Milagro Guadalupano también fue un factor importante en la pacificación de México, que en esos tiempos también vivía tiempos violentos como consecuencia de la ocupación española.
“También recordó que el Papa Juan Pablo II se refirió a la Virgen de Guadalupe como la evangelizadora de América y quien acompañó a los mexicanos durante el colonialismo español. España nos enriqueció en muchos aspectos, aunque también tuvo bribones que se aprovecharon de la riqueza, particularmente de los metales de este país
“Luego llega otra etapa difícil: La Independencia, que fue una guerra civil, que trajo también mucha hambruna y ahí estuvo presente la Virgen de Guadalupe. En ese entonces había mucho odio y de nueva cuenta fue María el centro de unidad, para que concluyera un conflicto bélico que duró casi 11 años –de 1821 a 1832- que permitió que el país retomara la estabilidad”, expuso el prelado.
Sin embargo, para infortunio del mexicano de ese entonces, la inestabilidad social y política volvería al país, con motivo de la Guerra de Reforma (1858-1861) y una vez más el mexicano pide a la Virgen de Guadalupe interceda por ellos ante Cristo, para que retorne la paz al suelo mexicano.
El pueblo mexicano manifestó su fe en María, porque sabía que ésta prometió protección al indígena Juan Diego, desde su primer encuentro con él a quien dijo: “No estoy yo aquí que soy tu madre”.
“La Virgen de Guadalupe como buena madre acompaña al pueblo mexicano cuando está en dificultades”, dijo.
Agregó Monseñor González González que durante la sangrienta Revolución Mexicana (1910-1917), la Virgen de Guadalupe también fue refugio y esperanza para los mexicanos, sobre todo para los más vulnerables.
“Por si fuera poco –agregó- vino después la persecución religiosa (Guerra Cristera) que tuvo lugar en los años 20 (1926-1929) y que precisamente golpeó severamente la fe de los mexicanos. Pero también ahí estuvo presente la Virgen de Guadalupe para socorrer a los mexicanos.
Ahora en pleno siglo XXI, los mexicanos una vez más le ruegan a la Virgen de Guadalupe que interceda ante el Padre y el Hijo y estamos seguros que una vez más los escuchará, expuso el Obispo de Campeche.
(Joaquín Vargas Aké)