Con el semáforo naranja, aumentó la movilidad de los campechanos, donde además de las actividades esenciales autorizada por la Secretaría de Salud con la activación en un 30 por ciento de negocios no esenciales, hubo exceso de personas en las calles en los diferentes puntos de la ciudad.
En el Centro Histórico, se retomó un poco más la movilidad, algunos establecimientos que permanecían cerrados abrieron sus puertas mientras que otros acudieron a pintar o a adecuar los locales con miras a la reapertura.
En la calle 59 donde se ubica la mayoría de los restaurantes se pudo observar que algunos abrieron sus puertas aunque no ofrecieron servicio sino que se dedicaron a labores de limpieza.
En los Portales que se ubican enfrente del Parque Principal, algunos comercios ofrecían ventas de producto pero aún bajo el esquema de tocar y atender a quién solicitará hacer la compra.
Como es común observar las tiendas en donde se hacen compras a crédito o se dan préstamos la espera de las personas es algo común, no solamente los fines de semana y algunos establecimientos se ubican en el Centro Histórico.
En la de empeño también fue notorio observar las filas de las personas que acudían a refrendar para no perder algún artículo “en resguardo” desde que comenzó la pandemia.
Al ser día de quincena también en las instituciones bancarias sobresalían las filas de los usuarios quienes esperaban para ingresar y hacer sus movimientos respectivos.
En el mercado el movimiento no fue tan intenso, los rumores de los contagiados por coronavirus en el área de carnicería y pollería, también afectó el número de personas que acudían con anterioridad aunque persistió la movilidad al interior del mismo.
Los jóvenes enamorados tampoco creen en la Sana Distancia, algunos transeúntes juveniles, iban agarrados de la mano mientras caminaban por el paso peatonal del referido centro de abasto.
Un mayor número de automóviles también se vio circular por todo el área referida así como en las avenidas principales, Gobernadores, López Mateos y Central. Los establecimientos de comida, que se ubican en dichas avenidas siguieron ofertando la variada gama de alimentos.
(Wilbert Casanova Villamonte)