Desde la comunidad del Cerrito desde las cinco de la mañana sale doña Juanita García con sus huacales y cubetas de verduras a la cabecera municipal a vender su pesada carga, pero que se cuida, “uso mi cubrebocas, traigo mi gel antibacterial y le pido a Dios que aparte el coronavirus, tengo que trabajar para llevar el sustento diario a mi familia”.
Es que muchos de los comerciantes cuyos puestos son ambulantes o fijos en algunos sectores de la ciudad, desde temprana hora viajan de la geografía rural para venir a vender verduras, quesos, y joyería de plata.
Para este sector no trabajar un día significa no contar para el sustento de sus familias, viven al día, además pagan educación de sus hijos, muchos jóvenes en preparatoria y en carrera.
Doña Juanita de buen ánimo señaló a POR ESTO! que “no puedo quedarme en mi casa, nadie va a trabajar por mí para darle el sustento a mi familia, prácticamente vivo al día, aquí en mi puesto instalada todos los días, llegó temprano me instalo y finalizo a la dos de la tarde, me pasa a buscar la combi y con la bendición de dios llevo 200 y 300 pesos que me permiten guardar, y sacar para la alimentación diaria de mis hijos, pagar mi pasaje, es un esfuerzo diario que hago como muchos padres de familia que tenemos que salir de la comunidad a trabajar, no nos queda de otra.
“Sí tengo miedo a contagiarme con el COVID-19 , pero qué le puedo hacer, tengo que aplicar todas las medidas de higiene y protocolos y continuar trabajando, con la bendición de Dios no me he enfermado, sigo luchando y sacando adelante a mis hijos”, sentenció.
Por José Valencia