En Campeche se estima que el 31 por ciento de los adultos mayores no tienen estudios y viven en situaciones precarias, y solo el 5.8 cuenta con una educación superior, según datos del Consejo Estatal de Población (Coespo), previo a la celebración hoy del Día del Adulto Mayor en México y reporta que en cinco años este segmento poblacional creció un 22 por ciento, es decir 19 mil personas, para un total de 86 mil.
En México desde 1998 se instituyó el 28 de agosto como Día del Anciano, título que fue cambiado posteriormente a Día Nacional del Adulto Mayor, el cual, tiene como objetivo, reconocer el rol que desempeñan en el núcleo familiar.
En Campeche, las personas que pertenecen a este segmento poblacional han sido sometidas de manera involuntaria a estrés y depresión luego de que por más de 5 meses tengan que guardar la cuarentena obligatoria por la pandemia derivada del SARS-CoV-2.
Los expertos en salud mental aseguran que esta situación es la principal causante de una caída en la calidad de vida.
El problema se vuelve delicado si contemplamos que en Campeche el número de personas arriba de los 65 años ha incrementado de manera notable en menos de 5 años, en el 2015, el 8.2 % de la población total correspondía a los adultos mayores, sin embargo, en este 2020 se ha detectado que es el 18 % de la población.
De todas las personas mayores de 65 años, el 50 % son hombres y el 49 % mujeres, mismos que hasta el 2016 tenían una esperanza de vida entre los 72 y 78 años de edad.
Mientras que ahora, con la implementación de la estrategia de “Quédate en Casa”, al establecer el resguardo prioritario de las personas mayores en sus hogares se estima una esperanza de 70 a 75 años.Condiciones de vida En el último reporte del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, en Campeche, el 79 % cuenta con alguna seguridad social, mientras que solo el 32 % representa a pensionados y jubilados, es decir, que son quienes podrían tener una calidad de vida superior al resto de su generación.
La situación es compleja cuando se revisan las estadísticas sobre la preparación educativa, ya que, solo el 5.8 % de los abuelos cuenta con educación superior; el 3.5 % educación media superior; el 58 % concluyó la primaria y el 31 % es analfabeta. De los casos que no cuentan con estudios, el 13 por ciento corresponde a los hombres y el 16 % a las mujeres de entre 65 y 90 años.
Tal es el caso de Santiago Canul May un hombre que luego de haber dedicado su visa entera ala pesca de especies marinas, se encuentra solo viviendo en una cabaña hecha por él mismo a orillas del mar, sitio donde, además, está prohibido realizar asentamientos irregulares.
En entrevista, nos platicó cómo ha logrado sobrevivir a la actual crisis sanitaria y económica por la que atraviesa el estado, asegurando que vive del día a día, del apoyo de sus compañeros y la venta de plástico.
“Yo era pescador de años, solo que la edad ya no me deja trabajar, me duelen los pies, las manos, me canso rápido y ahora tengo que vivir de cuidar algunas embarcaciones, ya ves que hay robos, pues yo soy el que avisa a los compañeros cuando sucede algo porque aquí es donde yo vivo” comentó.
Él, forma parte de las personas que tratan de vivir a diario con un poco de pan viviendo de manera ermitaña mientras otros, sufren del exceso de compañía. Pandemia y adultos mayores Según instancias federales, durante la contingencia sanitaria se pusieron de manifiesto varios factores que afectan de manera directa la salud de las personas mayores por diversas causas y en los diferentes sectores.
Otra, precisa que muchas personas mayores no pudieron quedarse en casa por no contar con una pensión por jubilación o a lo raquítico de la misma, y tuvieron que seguir trabajando, muchas de ellas en condiciones precarias, de informalidad y riesgo de contraer el SARS-CoV-2.
El estrés, así como otras situaciones que les afectan a las personas de edad adulta es la convivencia familiar, es decir, la carga emocional que se genera luego de estar en espacios reducidos conviviendo con las mismas personas todo el tiempo, ocasionando peleas y discusiones.
Por Jorge Chan