En la historia del Santuario de San Román nunca se había registrado algo similar, explicó el padre Martín Mena Carrillo, quien aceptó que en siete años y 8 meses de su administración tampoco se ha registrado algún problema como el registrado en días pasados.
El padre explicó que por las agresiones contra cinco feligreses su postura es igual a la de la Diócesis de Campeche, considerando el hecho como un acto condenable y por el cual las autoridades pertinentes deben garantizar más vigilancia y respaldo en cuestión de seguridad a los ciudadanos.
Martín Mena también aceptó que las iglesias católicas no pueden costear servicios de seguridad privada en beneficio de los feligreses, ello por la falta de recursos, por lo cual su única opción es actuar con voluntarios.
“Si tuviéramos recursos o nos dieran alguno con gusto contrataríamos algún tipo de servicio de seguridad, pero afortunadamente los colaboradores encargados de mover al Cristo Negro en cada festejo se ofrecieron a estar atentos por cualquier cosa”: resaltó.
Agregó que por fortuna los cinco ciudadanos solo recibieron golpes sin mayores complicaciones, por lo que se les generó cierta hinchazón en la cara y los brazos.
“Respecto a las denuncias solo vi que los policías hicieron firmar a los afectados un documento para trasladar al agresor a la fiscalía, pero para concretar la demanda los ciudadanos debían ir hasta el ministerio público, lo cual ya depende de cada persona por lo que no supe que pasó”: finalizó.
Con información de David Vázquez