Pescadores Seybanos a lo largo de los años en el oficio han experimentado muchas vivencias, algunas buenas y otras malas mediante la travesía por el mar, sin duda alguna esta labor es muy difícil y demasiado arriesgada, siendo una de las actividades económicas más antiguas en la región costera que en la actualidad es la peor pagada.
Trabajar en el mar significa un gran peligro, aunque su equipo de trabajo no ha experimentado un atraco por parte de los delincuentes que se dedican a robar los motores de las lanchas, si han enfrentado tormentas eléctricas, nortes con vientos fuertes y olas de hasta dos metros manifestó Carlos Alberto Chan, pescador desde hace más de 15 años.
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La sacrificada vida de un pescador, no tiene hora de salida ni de regresada, haciendo viajes marítimos hasta por 3 o 4 días para poder regresar con algo de producto y venderlo, cierto trabajo requiere de mucha fuerza física, con el paso de los años la venta y comercialización se ha deteriorado, más en estos tiempos cuando se invierten mil pesos de gasolina, pero muy difícilmente se recupera la inversión.
En los tiempos en que se empezó a trabajar en el mar existía mucha demanda en cuanto a los productos marinos, generaban ganancias de hasta mil quinientos pesos por día, muy diferente a los últimos años que apenas ganan entre trecientos y cuatrocientos pesos, por si fuera poco, hay días en que ganan menores ingresos quedándose prácticamente sin nada para el sustento de sus hogares.
Las actividades que realizan los ribereños de Seybaplaya varían, hay quienes parten desde temprano para regresar por las tardes, mientras que otros salen por la tarde pasando la noche a oscuras esperando a que en sus redes queden atrapados algunos animales marinos, para posteriormente zarpar de madrugada y vender su pesca, los hombres de mar se han acostumbrado a vivir enfrentando muchas situaciones, desde fenómenos naturales a robo con mano armada aun estando a muchas alturas del mar.
LAF