Habitantes de Xcacoch, Calkiní se quejan de la falta de oportunidades laborales y que nadie los toma en cuenta, pues señalan que la comunidad vive sumida en pobreza extrema y no llegan los programas de ayuda gubernamental, mientras que la mayoría de los vecinos viven en jacales de palos y láminas sin contar con lo básico, como drenaje y un baño, se quejaron por separado habitantes como María Zobeida Pech Coyoc, Silvia Arely Uc Pech y Mercedes Paniagua Guzmán.
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Explicaron que viven del campo y la venta de sus productos, pero los recursos no les alcanzan para vivir dignamente en una vivienda construida con material, además hacen sus necesidades fisiológicas en el suelo o un hoyo, con lo que corren el riesgo de desatar contagios de enfermedades gastrointestinales.
Coincidieron que la localidad es considerada como un apéndice del municipio de Calkiní, ubicada a escasos kilómetros de la ciudad de Hecelchakán, lugar al que acuden para abastecerse de despensa.
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Sin embargo, comentan que deben caminar entre la maleza y una parte de selva antes de llegar a la ciudad, ya que atraviesan los caminos rurales de Santa Cruz, Chunhuas y después de la zona ganadera Xhuelen. Luego ingresan a una calle que llega hasta la comunidad de Xcacoch.
“No llegan los apoyos para techos, pisos, o baños, inclusive la presidenta Juanita Cortez no toma en cuenta las carencias de la comunidad, no ha hecho ninguna mejora a la población”, se quejaron.
En ese sentido, acusan que ante la falta de oportunidades laborales deben buscar cómo ganarse la vida, por lo que se desempeñan en diversas tareas por las cuales les pagan poco, menos de un jornal, pero les debe alcanzar para la comida.
“No es posible avanzar, son pocas las ganancias y no hay trabajos con los cuales hacernos de recursos y entonces pagar la carrera de nuestros hijos, por ello ninguno sale a estudiar a la ciudad por lo difícil que es conseguir dinero en Xcacoch, donde la mayor parte del circulante proviene de lo que entrega el Gobierno Federal con las pensiones para adultos mayores”, comentan.
Olga del Carmen Zunza, de 85 años, dijo que vive de la pensión del Gobierno Federal, pero su casa está hecha de huano y a punto de desplomarse, pues el dinero no le alcanza para las reparaciones necesarias.
“Mi esposo se fue a cuidar un rancho y nunca más regreso, ahora vivo sola y desamparada al igual que otras mujeres de la comunidad, quienes pedimos que las autoridades nos ayuden, ya que aquí es difícil sobrevivir”, asentó.
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LV