Al encontrarse prófugo por la muerte de Joel Torres Santana, Luis Armando Aquino Pérez, alias “El Padrino” y responsable del anexo “El Refugio Candelaria”, fue acusado del asesinato de otra persona en la Villa de Sabancuy, tras ser brutalmente golpeado en “El Refugio Sabancuy”; al ser privado de la vida, el cuerpo fue tirado a la carretera, para aparentar que pereció fuera del centro de recuperación.
A través de un audio, una persona que solicitó el anonimato por temor a represalias contra su vida, declaró que no es la primera vez que Aquino Pérez está inmiscuido en una defunción.
Acusación
Denunció además que “El Refugio Sabancuy” formaba parte de la red liderada por el ex director de Protección Civil de Escárcega, Héctor García Tejocote - quien se encuentra preso en el penal de San Francisco Koben por el delito de robo en pandilla, al ser el responsable de los robos de tráileres de mercancía.
Reveló que años atrás, una persona del sexo masculino fue asesinada tras ser castigado y recibir tremenda golpiza a manos de Aquino Pérez y sus colaboradores; dicho crimen permanece impune.
Ante la extraña muerte de esta persona y las arbitrariedades de las corporaciones policíacas que dejaron libre al “padrino”, los familiares y amigos del difunto trataron de hacer justicia por su propia mano y linchar a esta persona que fue rescatada por elementos de la Policía Municipal.
Silencio
Destacó que en su momento, los pocos internos que sabían la verdad de lo sucedido callaron por miedo a sufrir la misma suerte.
A partir de ese entonces, el centro de rehabilitación fue cerrado y trasladado al municipio de Candelaria, donde implementan un método de recuperación a través del temor y el maltrato físico y psicológico.
El denunciante describió que en estos inmuebles no practican los legados de la agrupación de doble AA, sino un método que pone en riesgo la seguridad de los internos.
Describió a Luis Armando Aquino Pérez como una persona ruin, soberbia y prepotente, que solo busca su beneficio personal y económico, por lo que exigió justicia.
Por Emmanuel Pérez