Pese a ser una de las más antiguas tradiciones para olvidar un año que termina, la quema de los llamados “viejos” pareciera perderse. De acuerdo con artesanos de estos monigotes, la venta ha caído hasta en un 50%, lo cual es atribuible a las condiciones económicas, pero también al riesgo que representa cuando se les coloca pirotecnia.
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Claudio Salvador Sánchez, comerciante de plantas originario de Veracruz, radica en la Isla desde hace años, pero fue hasta hace cinco cuando decidió emprender un negocio adicional durante las fiestas decembrinas: la elaboración de los “viejos”, muñecos confeccionados con tela y rellenos de papel.
Según Claudio, hacer un “viejo” pareciera fácil, pero no lo es del todo, ya que se requiere de mucho papel –principalmente periódico– para que resulte en un tamaño similar al de una persona. Para poder sacar a la venta al menos 150 monigotes, Claudio y su familia trabajan aproximadamente un mes.
El artesano considera que hacer “viejos”, lejos de ser solo una actividad para obtener ingresos extra, es parte de su cultura, conocimiento y tradiciones familiares. Según él, esta práctica evita que se pierda una manera especial de despedir el año, “echándole fuego a lo que ya no va a volver y que tal vez pudo no ser tan bueno”.
Sin embargo, hace un lustro, cuando inició esta actividad, llegó a vender hasta 300 “viejos” en un 31 de diciembre. Con el paso del tiempo, la comercialización ha descendido drásticamente: el año pasado vendió solo 150, prácticamente la mitad.
Aunque Claudio no cree que la tradición se esté perdiendo, admite que la ciudadanía prioriza el gasto. Lo que tal vez pueda invertirse en un “viejo”, cuyo costo está entre 200 y 300 pesos, muchas familias prefieren usarlo para la cena. Además, hubo un tiempo en el que estos monigotes fueron satanizados debido al uso de pirotecnia y otros materiales que provocaban explosiones en lugar de quemarse adecuadamente.
Los muñecos elaborados por Claudio y su familia están hechos con ropa regalada o comprada en bazares de segunda mano y están rellenos únicamente de papel. Según su experiencia, el cartón solo genera humo, lo cual es peligroso porque los niños suelen acercarse cuando los muñecos no prenden correctamente, y las chispas o explosiones les pueden provocar quemaduras.
La cabeza de los “viejos” está hecha como una piñata: el rostro es pintado, y el cabello y las cejas son de algodón. Para rellenar con papel, necesitan hacer bolas y guardarlas en 20 bolsas jumbo, lo cual solo alcanza para formar el cuerpo de seis muñecos. Claudio señala que los años “viejos” son únicamente hombres, porque, según él, “a las viejitas nos da ternura quemarlas”.
JGH