Ivi May Dzib
I
ELLA: Otra vez lo está haciendo. Vuelve a repetirse la misma escena. Me recuerda a las pesadillas de la infancia.
EL: ¿De niña también te golpeaban?
ELLA: No, porque cuando era niña obedecía, solo cerraba los ojos y rezaba, para no morirme, para que no me matara. Rezaba también para mantener mi odio intacto. Y como no me resistía, no me golpeaban.
EL: ¿Y ahora por qué te resistes?
ELLA: Porque mi cuerpo me pertenece.
EL: Tu cuerpo le pertenece a Dios.
ELLA: Si le pertenece a Dios mejor, estoy segura que no vendrá a reclamarlo. Y si le pertenece a Dios entonces mucho menos debo dejar que me toque. Puedo ir y decirle que usted me dijo que no puede hacerlo.
EL: Yo no he dicho eso, no me malinterpretes, porque la sintaxis importa, te lo voy a explicar, para que no haya confusiones. Todos le pertenecemos a Dios y tenemos que llevar las cargas que él nos pone como una bendición. Aunque haya momentos en que creas que vas a desistir, piensa en él y tendrás una luz de esperanza.
ELLA: No creo poder pensar en Dios mientras me viola.
EL: Es tu marido. Le debes obediencia y respeto. Vela por ti, provee lo que necesita la casa y estoy seguro de que lo que te hace es porque tiene miedo, es un cordero asustado y, además, él es también hijo de Dios.
ELLA: Entonces Dios no debería tener hijos. Debería castrarse. Si vas a tener hijos así, es mejor matarlos o evitar a toda costa que nazcan.
EL: ¿Te das cuenta de lo que acabas de decir?
ELLA: Sí, una blasfemia.
EL: Una blasfemia que no nació de la nada. ¿Estás matando a tus hijos?
ELLA: Mis hijos deben nacer del amor, no estoy matando nada, yo nunca dije que he matado a un niño, dije que Dios debería de castrarse, nada más.
EL: Tienes un mal concepto de Dios, seguro que por eso sufres.
ELLA: No sufro por Dios, sufro por un hombre.
EL: Todas las mujeres sufren por un hombre.
ELLA: No, eso es lo que dicen para que esto parezca una cosa romántica y no una abominación, pero no es cierto, las mujeres sufren porque hay un odio que es incapaz de ser contenido. Un odio hacia nosotras.
EL: Hablas como si estuvieras corrompida, como si no creyeras que hay un Dios.
Continuará.