Fernando Muñoz Castillo
Nunca le perdonaré a Carlos Olmos, el haber destrozado el argumento de Alvaro Custodio, que se filmó con Ninón Sevilla, bajo el título de Aventurera (1949). La razón es muy sencilla, Olmos sintiéndose un genio genial, despojó la historia de todo el contexto de crítica política, social y cultural con que fue escrita.
Desnudar Ciudad Juárez como la gran ciudad de trata de blancas, tráfico de drogas y alcohol, fue una hazaña para ese tiempo, tanto, que, como han reconocido críticos norteamericanos de cine: Hollywood no hubiera podido filmar una cinta así, en esos momentos: 1949, el Código Hays no lo hubiera permitido.
Lo que explotó Olmos fue el baile, la música, la presencia de Carmen Salinas y al transgénero Bugambilia que resulta ser de asignación sexual hetero, muy al estilo de las películas de Almodóvar, pensando que este hecho por sí sólo, valía el haber masacrado una historia, todavía actual en nuestro país.
La obra sigue teniendo mucho éxito cada vez que vuelve a subir a un escenario. Aunque el problema de Elena Tejero sigue siendo muy real en este presente donde se menciona a las muertas de Juárez.
Sergio Carrillo, conocido conductor de televisión y actor de teatro, realizó una parodia de la parodia (la realizada por Olmos), y tiene bastante tiempo, moviendo el producto en diferentes espacios.
La semana pasada, inauguró Casa Santa Ana, un restaurant bar, con su parodia Aventurera de la Canek.
El trabajo, como buen espectáculo de cabaret mexicano, oscila entre la carpa y el teatro ínfimo, como se le llamó en la España del siglo pasado a este tipo de trabajos. Ya el crítico de artes visuales Juan Acha, escribió una de las sentencias más afortunadas al decir que el performance está más cerca de la carpa, el circo y el cabaret que de cualquier otro espectáculo.
La obra de cabaret transcurre disparatada, llena de morcillas, unas muy afortunadas y otras realmente muy “demodé”. Los actores todavía no se adaptan al nuevo espacio, tal vez cojean del mismo pie que la gran mayoría de la gente de teatro meridano: no querer volver a ensayar para ajustar el trabajo que brindan al público. En Aventurera trae como consecuencia que la parodia, se alargue demasiado resultando cansada para algunos espectadores. Hay que reconocer que la gran mayoría ríe y disfruta muy a gusto y, por supuesto, aplaude con entusiasmo.
El ubicar la historia en Mérida y Cancún es afortunada, porque no es nada fuera de la realidad, ya que cierta señora tenía su casa de asignación en Cancún y en Mérida se paseaba como dama virtuosa y “de buena familia”. Así que el caso es realidad real.
Si alguien lo duda: investigue.
La apertura de este tipo de espacios, es necesario en la ciudad y más en donde está ubicada Casa Santa Ana, ya que lo único que existe más adelante (prolongación de Paseo Montejo),
es el espacio llamado Dante. Que cada día está más decadente cayéndose a pedazos.
Plausible este logro de Sergio Carrillo.
Habrá que ver los demás espectáculos que se anuncian. Vayamos al cabaret, en el que se ha convertido el ex bar Tupinamba.