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Cultura

My sweet lord

Fernando Muñoz Castillo

Hace muy poco, Netflix adicionó a sus nuevas películas La noche de 12 años (2018), dirigida por Álvaro Brechner. Una producción uruguaya y extranjera, que narra la severa tortura y prisión que sufrieron específicamente tres personajes de los tupamaros durante doce años: Mauricio Rosencof, Eleuterio Fernández Huidobro (+) y José Mujica, expresidente de la República Oriental de Uruguay.

La cinta me recordó una anécdota que me contó el Dr. Fausto Trejo, cuando el avión que los llevaba exilados a él y a otros presos políticos a Santiago de Chile, aterrizó en Montevideo, Uruguay, sin ninguna explicación, y fueron bajados de él, para ser conducidos a una de las cárceles de ese país.

Esto sucedió en abril de 1971, siendo presidente de la República Oriental de Uruguay el General Pacheco Arecuo.

A Fausto al igual que a otros presos políticos de nuestro país, Amnesty International, haciendo uso del derecho habeas corpus, consigue que salga de Lecumberri y ya libre poder salir del país, ya que el Dr. había recibido la invitación del presidente de Chile, Salvador Allende, para ser director del Departamento de Higiene Mental del Ministerio de Salud Pública.

En la película La noche de 12 años, después de varios años incomunicados, Rosencof, Fernández y Mujica idean comunicarse por clave morse. Esto es más o menos en 1976.

Fausto, por su parte, me cuenta que al llegar a la prisión pidió permiso para ir al baño, estando allí, de pronto oyó unos “toquidos” cortos y largos en la lámina que dividían los inodoros. Él, no entendió nada e hizo caso omiso.

Al día siguiente, al salir a tomar el sol al patio, se le acercó otro preso y le hizo conversación, resultó ser del grupo Tupamaros. Este le preguntó que cómo se comunicaban en México los presos políticos, en la cárcel. Fausto respondió:

–Hablando y por escrito.

Esto sorprendió al compañero. Entonces el Dr. le preguntó:

–¿Y ustedes?

–Por clave morse.

Ya después le contó que sabían que había orden del gobierno de desaparecerlos (matarlos), y que si tenían a quién hablar a México para que se moviera y los pudiera liberar, ya que al día siguiente, iban a visitar a otro compañero y se podía enviar el mensaje.

Fue así, como las esposas de los presos políticos mexicanos, se enteraron de lo que estaba sucediendo. El grupo de señoras se movió rápido y fue cuando viajaron a Santiago de Chile, la esposa de Fausto: María Luisa Guerrero acompañada de Sol Arguedas para hablar con Salvador Allende.

Cuando el presidente se enteró de lo sucedido, habló directamente de presidente a presidente con Pacheco Arecuo y pidió la liberación de su director del Departamento de Higiene Mental. Y no teniendo más remedio, el presidente Uruguayo, liberó a Fausto.

Pero, hay otro problema: la libertad es solo para él y no para sus demás compañeros. Así que se niega a viajar a Chile, si no se liberan a todos los mexicanos detenidos.

Y lo consigue.

Contaba Fausto que cuando entró a la sala del aeropuerto de Santiago, se estaba escuchando a George Harrison interpretando My sweet lord, y que la canción unida al sentimiento de verdadera libertad, le hicieron llorar.

Esto sucedió en mayo de 1971.

Netflix acaba de sacar un documental sobre el cantautor Víctor Jara, enfocado a narrar los 40 años que duró la lucha de su esposa Joan para esclarecer su asesinato ese fatídico septiembre de 1973.

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