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Cultura

La fundamentalista

Ivi May DzibSobre las artes escénicas

II y última

La obra era narrada por Marcos quien monologaba apelando directamente al público para contarnos su versión de la historia, por lo que a través de flashbacks nos llevaba a escenas del pasado para construirnos la relación con Heidi y para que nosotros como público fuéramos armando las piezas de este rompecabezas, en la cual los dos personajes terminan perdiendo mucho, si no es que perdieron todo. La iluminación, el diseño sonoro, el video y la palabra nos dibujaban los cambios de espacio y tiempo, por lo que a pesar que escenográficamente sólo teníamos un espacio, podíamos situarnos diegéticamente en muchos, lo que hacía que la obra fuera en cierto sentido más dinámica.

Al ver La fundamentalista podemos pensar que vivir la fe y vivir a Dios no se encuentra en la institución que administra su figura, sino en la vida que se construye en el día a día, pero, sin embargo, la libertad trae consigo una alteración y cuestionamiento de la realidad que puede vencer los límites del pensamiento, ya que por lo general el hombre aspira a ser estable y esa estabilidad al parecer sólo la puede dar el estar encadenado a una ideología que se va apoderando, paradójicamente, de tu libertad para esclavizarte en una postura fundamentalista que simplifica la realidad. La realidad es peligrosa, pensarla y cuestionarla duele al grado de que es preferible ser de piedra y no de carne y hueso, las emociones y sentimientos que se condensan en el camino de la vida en ocasiones son capaces de perturbar el orden y convergen en el obedecimiento a cualquier creencia o persona, sólo con tal que signifique el vivir la vida.

Con actuaciones verosímiles, ambos actores logran llevarnos a la exposición, desarrollo y aparente conclusión de un debate que ha sido pensado por los que crecimos en el marco de una educación religiosa, porque de alguna forma u otra la religión ha sido una forma de ver el mundo que no se pasa por alto en las familias. La percepción que tenemos de la culpa, la idea del cielo, el infierno, el pecado y muchos otros, han construido nuestro ser, independientemente que lo neguemos o que lo critiquemos conscientemente, la fe quedó devaluada por el nihilismo que en su mayoría fue producto de la manera institucional en la que se administró la fe por las instituciones religiosas.

Hay quienes pueden pensar que La fundamentalista no es una obra oportuna, ya que a estas alturas de la vida y con tanta información producto de la era digital ¿quién puede creer en Dios?, pero por el contrario, considero que es una puesta en escena inteligente y llena de humor, donde escuchar se convierte en un privilegio. Hay quienes por su ateísmo niegan a priori la importancia de la discusión que la obra propone, por lo mismo son los que descalifican a una gran parte de la sociedad que ha sido consumista de una forma de salvación a la que hay que cuestionar con argumentos y no con insultos y descalificaciones.

La fundamentalista tuvo dos funciones en El teatro de La rendija, sede A, el sábado 5 y domingo 6 de octubre. Debido a la expectación que causó que Luis de Tavira (Premio Nacional de Ciencias y Artes 2006) formara parte del elenco de la obra, se hizo una preventa de las localidades los días jueves y viernes, por lo que para el día de las funciones no había entradas disponibles.

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Nota: las fotos son de Teatro La Rendija.

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