Joaquín Bestard Vázquez
Un día iba don Maximito caminando sin dirección por un camino que de repente se bifurcó. El viejito siguió por la parte oriente y se encontró a un tigre y el tigre le conminó a no seguir, porque había una mata de ramón que servía para hacer sus nidos a multitud de cuervos y usted como yo sabemos que los cuervos son de mala suerte. Pero Maximito no lo oyó bien y creyó que alababa a los cuervos.
Qué se puede esperar de un tigre que alabe a los pájaros negros. Pero el tigre se hizo noche y se volvió pantera. Entonces la fiera se dijo: a mí me gustaría desplumar algunos cuervos, lo que representaría un bien para la humanidad.
Los cuervos en número creciente aparecieron y defendieron sus nidos y huevecillos o polluelos, y el tigre lleno de picotazos se retiró para otra feliz oportunidad.
Les fue mal a Uicab y Maximito, porque salieron a cazar mapaches de una colonia que se estableció cerca de su milpa huerta y sólo mataron tres, cuando sabían de la existencia de cuando menos media docena. Otros con mayor suerte salen y los cazan a todos.
Maximito Koyoc