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Cultura

Lo que dice la Biblia sobre el culto a los muertos

Pilar Faller Menéndez

Honrar a nuestros difuntos no es un acto pagano, por el contrario, involucra creencias y prácticas religiosas que consisten tanto en oraciones como en ofrendas a las almas de nuestros parientes que han fallecido. Este culto se lleva a cabo en muchas culturas alrededor del mundo.

Las ofrendas y las oraciones que se ofrecen son por la creencia de que nuestros deudos se encuentran en el cielo y pueden interceder por nosotros ante el Creador, es por esto que algunos cristianos, además de rezar por las almas de sus difuntos, les piden ciertos favores con la certeza de que ellos mediarán para obtenerlos.

La muerte no es el único criterio para venerar a un antepasado, ya que la persona que ha muerto debió haber vivido con una moral cristiana, motivo por el cual se cree que los ancestros influyen en la vida de sus generaciones posteriores, y es por esta razón que se les reza y se les presentan ofrendas.

La evidencia de este culto se ha encontrado en sitios del Medio Oriente, en Jericó, en el siglo VII antes de Cristo. También hay evidencia de que las antiguas culturas griegas y romanas lo practicaban. Sin embargo, el culto a los antepasados ha tenido más influencia en las religiones chinas y africanas, y también se han encontrado indicios en las religiones japonesas e indígenas americanos, donde se refieren a éste como la reverencia a los antepasados.

Pero ¿qué es lo que dice la Biblia acerca del culto a los antepasados? Primeramente menciona que los espíritus van al cielo o al infierno, y que no permanecen en el mundo terrenal. Por lo tanto, la creencia de que los espíritus continúan en la Tierra después de la muerte e influyen en la vida de otros no es bíblica.

No se encuentra en ninguna parte de la Biblia que diga que los muertos actúan como intermediarios entre Dios y el hombre. Pero sí dice que a Jesucristo se le ha dado ese papel de intermediario, ya que Él nació y vivió una vida sin pecado, y fue crucificado para salvarnos de nuestros pecados, fue enterrado en una tumba, y resucitado por Dios ante una multitud de testigos que pudieron verlo. Ascendió al cielo, y se encuentra ahora a la derecha del Padre, donde intercede en nombre de aquellos que han puesto su fe y confianza en él. Hay un solo mediador entre Dios y el hombre, y ese es el Hijo de Dios, Jesucristo, solamente Cristo puede llenar ese papel.

En Éxodo 20:3-6 la Biblia nos dice que no deberíamos adorar a otro dios que no sea el Señor Dios. Ya que se creía que los hechiceros y adivinos tenían el poder de comunicarse con los muertos, lo que también fue expresamente prohibido por Dios.

Satanás, dice la Biblia, siempre ha tratado de suplantar a Dios, por lo cual utiliza mentiras acerca de la adoración de otros dioses con el fin de apartar a la gente de la verdadera existencia de Dios. El culto a los antepasados está mal porque va en contra de las advertencias específicas de Dios sobre tal culto, y porque busca reemplazar a Jesucristo como mediador divino entre Dios y la humanidad.

Sin embargo, el rezar porque nuestros difuntos se encuentren junto al Creador, no va contra las creencias cristianas, Jesucristo, el hijo del Padre, sigue siendo respetado y venerado como tal, a él se dirigen las oraciones para que nuestros antepasados estén junto a Él gozando de la vida eterna.

La manera de expresar esto, puede palparse en nuestras tradiciones, que con la venida de los españoles, quienes introdujeron la fe católica, modificó la forma en que las culturas indígenas presentaban respeto y recordaban a sus parientes fallecidos.

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