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Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

Adolfo Martí FuentesIV918Deudas ¿Esopo? ¿Fredo?... Pues yo

lo declaro desde aquí:

Mejor el quiquiriquí,

que el raro cocorocó.

¿Lafontén? Digo que no.

¿Iriarte? Alguna plumita.

¿Samaniego? Breve cita,

pero mucho de Quevedo.

Y sobre todo el viñedo

del Arcipreste de Hita.

919El buey vanidoso

Era tal la petulancia

de un pretencioso cabestro,

que hasta a su propio maestro

trataba con arrogancia.

Cansado de su jactancia

le habló el mentor: “Mucho aprietas,

y aún precisas de muletas.

Tus ínfulas me sugieren

que ya los pájaros quieren

tirarle a las escopetas”.

920

Había en Manjatanvil

una lombriz tan tacaña,

que se enojó con la araña

porque le pidió un candil.

La araña en gesto civil

–para que la oyeran todos–

le habló: “Son raros tus modos;

por no gastar zapatillas,

te paras con las rodillas

y caminas con los codos”.

921El burro mal agradecido

Sorprendió en su maizal

un hombre a borrico ingrato;

le atizó un cardenalato

por saciar su hambruna asnal.

La república animal

fue en defensa de su cría

y el burro esta grosería

dijo, encubriendo el castigo:

“¡A que vienen? Si ese amigo

el polvo me sacudía”.

922El gorrión mentiroso

Tanto y tan serio mentía

un gorrión a sus colegas,

que un folletín por entregas

más que un ave parecía.

Al docto comecomía

de embaucadoras aljabas,

este exiguo par de aldabas

le dieron sus valimientos:

Licenciado en cuentacuentos

y especialista en guayabas.

923El pavo real poeta “Yo soy el mejor poeta,

mi canto no tiene igual”,

decía el pavorreal

y comenzó esta cuarteta:

“Siempre he tenido por meta

que todo el mundo me admire,

que con mi canto suspire…”.

Cortó en este punto un gato:

“No importa que sea ñato,

la cuestión es que respire”.

924Consejos del pitirre

Habló el pitirre mayor

a su pichón de este modo:

“No quieras ganar en todo,

no pierdas nunca el valor.

Sé justo y trabajador,

que el trabajo dignifica.

¿La tiñosa? Verifica

que, aunque a ratos te desvele,

por mucho que el aura vuele

siempre el pitirre la pica”.

925Fantasía

En la tierra del totí,

del ronco y del anamú,

por un alto sabicú

vi pasar un almiquí.

Vi un mosquito corasí

sobre el verde sacasebo

y a la sombra de un acebo

vi al chipojo esmorecer;

pero no he podido ver

donde el jején puso el huevo.

926El cochino volador

Allá por los matorrales

hubo una manga de viento,

que alzó por el firmamento

muchas cosas terrenales.

Un puerco de tres quintales

volaba con diestra holgura.

Dijo un sinsonte en la altura

al ver pasar el cochino:

“En tiempo de remolino,

cómo vuela la basura”.

927La jaiba y la codorniz

Quedó tullida y cegata

aquella jaiba gandía,

porque la ingenua tenía

–conocida mentecata–

la pretensión insensata

de verle manchas al sol.

Con agudo Si Bemol

sentenció una codorniz:

“El que siembra su maíz,

que recoja su pinol”.

V928Clave e invitación

Yo con la fauna cubana

puesta en el punto guajiro,

hacia todo el mundo miro

con pupila cotidiana.

En fábula rusticana

vendrán presentes y ausentes.

Lectores inteligentes:

Entrad, comience la ronda…

El sayo a quien corresponda.

Firma: Adolfomartífuentes.

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