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Cultura

Supersticiones y tradiciones de año nuevo

Roger Aguilar Cachón

Se termina el mes de diciembre con sus fiestas tradicionales que dieron comienzo desde el día 12 con la celebración a la morenita del Tepeyac, pasando por la Ramada, las pastorelas, las posadas, la cena de Noche Buena y Navidad. Aunque aún falta la Epifanía del Señor, se termina el ciclo conocido como Guadalupe Reyes. Con la tradicional cena del Año Nuevo, los yucatecos y las yucatecas nos preparamos para recibir una vez más –los sobrevivientes de esta gastada economía– como se debe el nuevo año, mismo que comenzará a partir de los primeros minutos del próximo miércoles, día en el cual se da inicio de manera oficial el 2020. Esta efeméride se relaciona con una serie de elementos que se presentan por pares: la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la siembra y la cosecha, es un momento de renovación total y que, seguramente, servirá como eje en el año que está por comenzar.

La tradición

Conveniente será que demos un vistazo a las culturas antiguas para enterarnos de la manera en que éstas celebraban el inicio del año nuevo. Esto nos servirá para poder comprender con mayor detalle la trascendencia de esta celebración que año tras año festejamos en nuestros hogares.

El primer dato que tenemos nos remonta a la cultura romana. En la cultura romana estas fiestas se llevaban a cabo del 17 al 19 de diciembre, mismas que recibían el nombre de Saturnales, y estaban dedicadas a honrar al dios Saturno, entre sus características podemos mencionar que se realizaba un intercambio de regalos entre los asistentes, que podían ser desde objetos elaborados por ellos mismos, hasta grandes regalos suntuarios y ostentosos. Por su parte, la cultura griega celebraba su fiesta de Año Nuevo cuando en el cielo aparecía la luna llena, posterior al solsticio de verano, éstas tenían una doble función entre los griegos; por una parte, se concluía la temporada en el campo de las cosechas y, por otra parte, se rendía culto al dios Saturno, conocido entre los griegos como Cronos.

En la Antigüedad, tanto en las culturas romana como la griega, la población también era adicta a las predicciones, en el caso de los primeros, éstos debían acudir a determinados lugares para poder consultar los oráculos para tales casos; por su parte, los griegos tomaban en consideración el vuelo de algunas aves para poder predecir el futuro.

Es durante la Edad Media, cuando estas fiestas fueron suspendidas por un tiempo a petición de la Iglesia, que consideraba a estas celebraciones como un pretexto para dar rienda suelta a las pasiones, al relajamiento y al desenfreno sexual, dando como resultado un período de distanciamiento con la moral y un desequilibrio en el orden social.

En nuestro territorio histórico cultural, es de esperarse que la práctica de las celebraciones de fin de año se celebraran en toda la región denominada Mesoamérica, a este respecto, y al hacer referencia a la cultura maya, debemos afirmar que existen indicios que por medio de la práctica de estas celebraciones se trataba de mantener la paz y la tranquilidad de los dioses –que eran muchos– que vivían en el panteón maya y que se relacionaban de manera directa con la naturaleza. Una de las finalidades de estas celebraciones que se hacían en honor de los múltiples dioses era el de tratar de conseguir una buena cosecha y sobre todo alcanzar la paz social.

Muchas eran las actividades que se relacionaban con el culto a los dioses, entre éstas podemos mencionar, el autosacrificio que los hombres realizaban sangrándose algunas partes de su cuerpo para brindarles su sangre a los dioses. Las mujeres también participaban, éstas elaboraban algunos panes a base de maíz con formas diversas, destacando las de corazón. No solamente era brindarles pan y sangre a los dioses, era menester que durante todos los días en que se realizaban estas celebraciones, se debían de sahumar el templo en donde los dioses vivían, ya que de no hacerse de manera continua y al faltarle esto, los dioses podrían tomarlo como una afrenta a ellos y molestarse, pudiendo traer como consecuencias malas cosechas, calamidades y enfermedades.

En nuestra Mérida de hoy, las fiestas dedicadas a celebrar el Año Nuevo tienen su importancia más social que religioso-familiar, como lo es la cena de la Noche Buena. La última formal y la segunda reviste mucha informalidad; desde luego que esto no se generaliza, ya que en el mundo de las yeguas finas –como se refiere a las niñas bien la afamada Guadalupe Loaeza–, esta fiesta es otro cantar. El gasto que se hace es un poco menor, y hay que tener en cuenta que si bien es cierto que los gastos de la cena de Noche Buena están aderezados de una erogación mayor por los regalos a los familiares y amigos, para esta ocasión y si el dinero no alcanza, no hay que resistirse, hay que ir de mañana, muy temprano al Monte de Piedad para empeñar alguna prenda para poder salir del apuro, nada más que hay que tomar en cuenta que la cuesta de enero es muy empinada; por lo tanto, es conveniente tomar las previsiones necesarias para enfrentarla.

La cena de Año Nuevo en ocasiones –raras veces– se realiza en los hogares de los yucatecos y de las yucatecas, aunque ya es algo común, desde hace algunos años, que los diversos hoteles y restaurantes de la ciudad ofrezcan un amplio menú con precios asequibles para que las familias salgan de sus casas y reciban el año 2020 en otro ambiente. En muchos casos la bebida se incluye y se empiezan a servir desde las ocho de la noche, esto es como una medida para poder atender a la clientela que seguramente abarrotará estos espacios.

Son tan diversos los sitios como las cenas que se ponen a consideración del respetable, así como los platillos. Hay que tomar en cuenta que nuestra ciudad ya es considerada como un punto estratégico internacional y, por lo mismo, ya no solamente se pueden ofrecer los tradicionales platillos yucatecos, sino que el gusto ya se ha extendido. De esta manera se puede hablar de cenas italianas, francesas, chinas, japonesas, mexicanas, españolas, libanesas, alemanas, en carta o bien en el plan de bufet. En algunos restaurantes y hoteles la cena va acompañada de baile, desde luego que esto eleva un poco el costo de la misma. Los precios son tan variados, pero siempre hay una opción para el que decida ir a un hotel o restaurante a recibir el Nuevo Año.

No hay que olvidar que en nuestra ciudad, la alta sociedad cumple a cabalidad esta tradición, ya que se reúnen socios e invitados a participar en la gran cena de Año Nuevo, en donde se presentan a la sociedad a las nuevas integrantes o debutantes, que días o semanas anteriores a esta fecha ensayan con sus papás el tradicional vals con que se presentarán. Esta es una costumbre muy común en el Club Campestre, en donde lucen sus galas las damitas, también hay una gran cena baile en el otro club, el Libanés, con sus tintes un poco distintos. De igual modo, la gran sociedad yucateca participa en la tradición de Año Nuevo.

La tradición, asimismo, se presta a varias alternativas para el festejo de la cena de Año Nuevo; en muchas partes de la ciudad –más en el sur y en el oriente– ya se ha vuelto costumbre el celebrar esta fiesta en la calle, donde se reúnen los vecinos, quienes hacen “junta” para comprar los alimentos que se degustarán; así como el licor, cervezas y refrescos. Para tal efecto las calles se cierran, previo permiso de las autoridades municipales, quienes según han declarado, este año se incrementaron las solicitudes para cerrar las calles. En fechas recientes esta costumbre se ha ido regando por la ciudad, llegando hasta el poniente de la misma.

Las celebraciones en ocasiones no terminan con la llegada del Año Nuevo, sino que en el mayor de los casos, se prolonga ya entrada la mañana y el día 1.º, esto es que el recalentado se hace con las mismas personas que acudieron a la cita la noche anterior y se quedaron a festejar, una vez que el Viejo se quemó. Y ya que me refiero a la quema del Viejo, es muy común que a partir de las primeras horas del día 31 se comiencen a elaborar en las puertas de las casas, o bien en algún punto estratégico en una esquina, este tradicional muñeco, elaborado a base de trapos y ropas viejas y que en su interior se encuentra un arsenal de bombitas, petardos, barrepiés, y demás productos que en su momento harán explosión, dando como resultado la quema del Viejo, lo que simboliza que el año ha finalizado o muerto.

La quema del Viejo comienza cuando las campanadas anuncian las doce de la noche, es cuando empieza un sonido estruendoso, acompañado de un olor que se nos queda en el interior de nuestra nariz por un período prolongado de tiempo y que nos recuerda en cada exhalación que el año ha terminado, dando inicio en este caso al 2020. Según la prensa local, las figuras de Viejo registran buena venta. Esperemos que en esta ocasión sea menos el ruido que produzca su quema, ya que afecta en demasía a los perritos.

Una de las tradiciones religiosas que se llevan a cabo es escuchar la Misa de Gallo, que en algunas iglesias se celebra desde hace algunos años a partir de las siete u ocho de la noche con la finalidad de que las personas puedan ir a cenar a sus casas y estén en familia cuando suenen las doce campanadas. Aunque también se celebra la misa a otras horas, esto es para dar oportunidad y flexibilidad a los católicos para cumplir con este mandato. Aunque hay Iglesias en donde se oficia más tarde.

Las supersticiones

Una vez realizada la cena, hecho el brindis, ver, escuchar y oler –y en algunos casos sentir el ardor en la piel cuando nos llega alguna bombita o chispazo perdido– la quema del Viejo, mucha gente acostumbra realizar una serie de actividades propias al inicio del Año Nuevo y que lleva implícita toda una creencia en las supersticiones que acompañan esta fecha. Una de las más socorridas y que casi en todas las familias se lleva a cabo –previa limpieza con microdyn, para evitar males digestivos– es la ingesta al son de las campanadas de doce uvas. Lo que significa prosperidad y salud para cada mes del año.

Otra de las supersticiones que se realizan es ponerse en la puerta de la casa y echar por la espalda un poco de agua, esto es con la finalidad que la mala suerte se aleje de la misma. Similar es la función de barrer en la puerta para lograr el mismo fin. Otros más osados, toman una maleta –pequeña– y dan una vuelta alrededor de la manzana de su residencia, se cree que con esto se está propiciando que en el año venidero los viajes lo acompañen. Se comenta que también es costumbre que al sonar las doce campanadas, algunas personas tiran sobre sus cabezas, arroz y lentejas, esto es con la finalidad de que la comida no falte en el hogar. En las mujeres ya es tradición que en la noche del Año Nuevo, éstas porten una ropa interior de color rojo, para el amor y amarillo para tener dinero esto, no hay límite d edad para su uso, pero la clave de esto consiste en que la prenda sea regalada, dicen que de esta manera es más efectivo. Actualmente hay personas, mujeres en el mayor de los casos, que hacen intercambios de prendas íntimas de esos colores.

Sea cual fuere la tradición, el tipo de cena que se vaya a consumir, así como la manera de esperar el Año Nuevo, lo importante es que se esté en familia y, sobre todo, que entre los deseos siempre la salud y el trabajo sean las constantes en todos los hogares. Bueno, me queda más que desearles a mis caros y caras lectoras un FELIZ AÑO NUEVO 2020 y que la dicha y felicidad reinen en sus hogares.

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