Luis Carlos Coto Mederos
207
La mamá de mi mujer
Hay quienes por los reflejos
irónicos del desdén,
quieren a la suegra bien
siempre y cuando vivan lejos.
Estos son tabúes viejos
de los rezagos de ayer,
hay quienes no pueden ver
ni en una foto a la suegra;
pero yo no, a mí me alegra:
¡la mamá de mi mujer!
Mi mujer es fea y flaca,
medio bizca y usa lentes,
tiene postizos los dientes
y es tiesa como una estaca.
No hay que tirarle una placa
para contarle los huesos,
pero son muchos los besos
que le doy y que me da,
¡porque tiene una mamá
que vale un millón de pesos!
A mí, la suegra querida,
sin miramiento ninguno
igual me hace el desayuno
que el almuerzo o la comida.
Mi ropa bien atendida
por la suegra siempre está,
ningún disgusto me da,
a mis costumbres se ajusta.
¡A mí lo que más me gusta
de mi esposa, es la mamá!
Mi suegra un gran comentario
ha despertado por buena,
y tengo la casa llena
de sus amigos a diario.
Los hombres del vecindario
siempre la vienen a ver;
todos quieren conocer
a mi suegra cariñosa...
Nada, se ha vuelto famosa
¡la mamá de mi mujer!
Félix Castellanos Perdomo
208
Los celos de mi mujer
Mi mujer, que, desde luego,
es celosa hasta rabiar
siempre que salgo a pasear
me registra cuando llego.
Un pelo corto de fuego
me halló un día de sorpresa
y me dijo “Mala pieza,
tú andabas con una rubia”.
Y ahí mismo sentí una lluvia
de golpes en la cabeza.
Al otro día salí
con mucho romanticismo,
y mi mujer me hizo el mismo
registro cuando volví.
Y me encontró por aquí,
cerca del cuello una greña,
enroscadita, pequeña,
que era negra como un cao
y me dijo: “¡Descarao,
tú andas con una trigueña!”.
Luego me fui de pachanga
una mañana cualquiera,
pero frente a una vidriera
me hice un registro de ampanga.
Y ella, la muy guachinanga,
me registró hasta el ombligo,
y ni un manchón, ni un testigo,
ni un pelito de mujer,
y entonces me dijo: “A ver,
¿qué calva andaba contigo?”.
Rigoberto Rizo Maldonado
209
Declaración de amor
Te han dicho que soy casado,
que me odian en todas partes,
que no me baño los martes
y siempre estoy embriagado.
Que soy obsceno, malvado…
que eres para mí un capricho,
que tengo cara de bicho
y corazón de ratero,
pero que en verdad te quiero,
seguro no te lo han dicho.
Has escuchado el rumor
de que tengo cuatro amantes,
que soy rey de los farsantes,
incapaz de dar amor.
Que soy un embaucador
más frío y seco que un nicho,
mi honor está en entredicho,
mis promesas valen cero,
pero que en verdad te quiero
seguro no te lo han dicho.
Carlos Ettiel Gómez Abreu