Luis Carlos Coto Mederos
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Oh, los latosos
Hay personas habladoras,
sumamente palucheras,
que diciendo “guanajeras”
no miran pasar las horas.
Otras son criticadoras
de manera pertinaz,
y a fuerza de ser veraz
haré algunas alusiones
con respecto a los plantones
que nos perturban la paz.
Comenzaré por Juliana,
que sin que nada lo explique,
molesta dando palique
lo mismo que una campana.
En mi hogar una mañana,
apenas rayaba el día,
hablando una bobería
con aparatoso alarde,
dieron las dos de la tarde
sin terminar todavía.
Así, en otro amanecer
vino a verme Juan Pachorra
y me plantó una cotorra
que usted no quiera saber.
No me pude deshacer
de aquella lata encendida;
en un hablar sin medida,
fastidioso, inoportuno,
se disparó el desayuno,
el almuerzo y la comida.
Vino a casa Bertha Anglada,
la consorte de Servando,
y le dieron, conversando,
las dos de la madrugada.
Con la paciencia gastada
opté por decirle: “Bertha,
el sueño me desconcierta;
cuando termine su cuento,
mire, apague el aposento,
y al salir tire la puerta”.
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Leoncio Yanes Pérez
La borrachera
Recuerdo que entré en un bar
y, al salir la tarde aquella,
llevé más de una botella
en el cuerpo hacia mi hogar.
Qué manera de tomar,
estaba casi beodo,
doble lo veía todo,
y hasta puedo comprender
que el hombre puede beber,
pero nunca de ese modo.
Cuando salí del lindero
para adelantar camino,
par de toros color vino
venían de modo fiero.
Botado dejé el sombrero
al pie de una matojera,
sin que comprender pudiera,
en medio de mi ansiedad,
que un toro era de verdad
y otro de mentira era.
Casi cuando estaba a gatas
esa pasión descubría,
cuando frente a mí venía
el auxilio de dos matas,
y aligerando las patas
quise alcanzar la primera,
sin que comprender pudiera,
en medio de mi ansiedad,
que una mata era verdad
y otra de mentira era.
Y aquí me tiene doctor,
por un milagro he llegado,
creo que estoy reventado
de acuerdo con el dolor.
¿Pero dígame, señor,
qué pasó en esa carrera?
Ay doctor, si usted supiera,
de las dos matas que vi
en la que no era subí
y vino el toro que era.
Luis Gómez