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Cultura

Estimada Paloma…

Me dio mucha alegría leer tu misiva, escrita con palabras sencillas pero claras y contundentes, emotivas y humanas.

Sobre todo, porque hiciste esa diferenciación entre padre y patriarca. Padres siguen existiendo. Patriarcas cada vez menos. Es una especie en extinción.

Y sí, debemos de sentirnos orgullosos de pertenecer al POR ESTO! y sentirlo nuestra casa, las razones son múltiples y todas producto del patriarca Mario Menéndez.

¡Larga vida al POR ESTO!

Quisiera contarte que Celia Pedrero armó una mesa en la Filey 2019 sobre mujeres yucatecas que se desenvolvieron como escritoras y periodistas culturales, dos de ellas unidas, además, por el socialismo y Felipe Carrillo Puerto: Sara Molina y Dolores Bolio, la tercera fue Julia Febles.

Increíble saber que Sara, Dolores y Beatriz Peniche de Ponce trabajaron y obtuvieron remuneración por ello en revistas y periódicos. Un logro para su tiempo.

Sara y Dolores, unidas en algún momento por parentesco, lo están también por haberse divorciado. Sara fue la primera que lo hizo en el Estado y fue conocida como “la Divorciada de Paseo Montejo”.

Pasó a formar parte del imaginario yucateco por su romance con el músico y compositor noruego Halfdan Jebe, más que por ser autora de la primera ópera infantil estrenada en el Palacio de Bellas Artes de México, y por ser mujer, aunque no se le mencione en ninguno de los libros que ha publicado el Palacio de Bellas Artes, por sus aniversarios, ya que se alega que como todo está en desorden, revuelto y hecho un “shek”, mucho se ha perdido, y entre lo perdido se encuentran los datos de la puesta en escena de la ópera infantil La ardilla, con música de Jebe y letra de Sara.

Por regalo en 1986, del músico y compositor Vicente Uvalle Castillo, el alumno más joven de Jebe, poseo una correspondencia entre Halfdan, Sara y cartas con especificaciones de lo que el maestro Uvalle entregaría a la embajada Noruega, a la muerte del maestro.

Paloma, esta mesa logró motivarme a ordenar, aunque es muy pequeña la correspondencia, y darle forma, así como armar una historia que justiprecie a Sara, a quien conocí en casa de doña Benita Campos, abuela de José A. Castellanos, siendo un preadolescente.

Creo que todo tiene un tiempo para realizar ciertos trabajos. Y el hablar de estos personajes como individuos y como pareja, ha comenzado.

Lo maravilloso de todo es que empiezo la tarea, a unos días de cumplir un año de que me diera el infarto al miocardio, que fue fatal pero no letal…

Un abrazo fuerte y fraterno.

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