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Nueva masa de aire polar provocará bajas temperaturas en el norte del país

Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

357

Un isleño hambriento

Un isleño sofocao

llegó a una fonda a almorzar

y pidió para empezar

diez platos de bacalao,

y medio lechón asao

con siete bolas de queso;

de allí salió medio tieso,

más alante se agachó,

y cuando se levantó,

la pila le dio al pescuezo.

Anónimo

358

Muertos que salen

Desde que empecé a tener

conocimiento y razón

de aquellas cosas que son

dudosas para creer,

no me dejo convencer

por infundado criterio,

y rechazando el misterio

y lo que pueda existir,

no creo vuelva a salir

un muerto del cementerio.

Desde que tengo memoria

y seso para pensar,

oigo a los viejos hablar

de esa fantasía ilusoria.

Mi abuelo me hacia la historia

de un fantasma que salía

en una casa que había

frente a bellos cafetales,

cerca de unos platanales

que en su finca poseía.

Según abuelo, la gente

creía que el duende aquel

era el viejo don Miguel

que se murió de repente.

Que andaba de penitente,

por deber una promesa

que ofreció a Santa Teresa

porque muy grave se vio,

y la parca lo ñampió

sin saldar la cuenta esa.

Y abuelo que no tragaba

la “historia de don Miguel”,

pensó que en el caso aquel

de otro asunto se trataba.

Y una noche se ocultaba

tras una ceiba que había

y cuando el muerto salía

le dijo: ¿Qué hay, compañero?

¡Y era Pancho el bodeguero

jugando fulastrería!

Genaro Riverón

359

El sapo del dominó

Juegue al dominó un momento

en un liceo, o un café,

y al comenzar tendrá usted

un sapo atrás del asiento.

Si por un causal evento

la salida le tocó,

y al doble nueve salió

y él halla mejor a siete,

sin importarle, se mete

el sapo del dominó.

Si usted hace una jugada

que no es a gusto del sapo,

protesta, se pone guapo,

sin que le interese nada.

Eso es una animalada

la ficha que usted jugó:

por chapucero perdió

su compañero el partido…

siempre está de entrometido

el sapo del dominó.

Cuando el sapo se encapricha,

cualquier jugada protesta,

y te dice: Juega ésta

para que tengas más dicha.

Y si usted pone otra ficha

porque mejor lo pensó,

como no le obedeció,

de su lado se separa,

pero atrás de otro se para

el sapo del dominó.

Es el campeón de la zona,

criticón empedernido;

y cuando juega un partido

siempre le meten pollona.

Cuando encuentre esa persona

haga lo que hice yo,

cuando un sapo se paró

y le dije el otro día:

¡Ciégalo Santa Lucía…!

Y el sapo huyendo salió.

Pablo Roger Roque García

360

El mal gato

Buenos días, señor Juez,

¿aquí no estuvo mi gato?

¡Sí señor, estuvo un rato

y ahorita mismo se fue!

¡Vino a decirme que usted

le había dado un pescozón…!

Sí señor, en el fogón

le di unos cuantos mochazos,

porque andaba de payaso

y no cazaba ratón.

Anónimo

 

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