Ivi May Dzib
Yo tengo un niño en la cabeza que me repite el nombre
de todos los errores que he besado y no deja que
mi boca se torne más amarga, porque cuando estoy
muy triste me ofrece un helado más no una sonrisa
a sabiendas de que no tengo derecho a una furia más.
Yo tengo un niño que se resguarda al pie del escondite
y es quien me dice cuando alguien se acerca,
para que guarde silencio y deje de temblar, es el que vigila
que no me encuentres, porque el busca busca
ahora es con riesgo a morir, pero no nos podemos
dejar de jugar.
Tengo dentro de mí a los niños que he rechazado
y a los que he obligado a andar descalzos y
con falsas esperanzas, pero no deberían culparme
como si me faltara corazón o como si no tuviera escrúpulos,
porque hay días que soy esos niños
y desde sus ojos contemplo cómo fue
que nos equivocamos. Hoy por la noche revisé mi álbum
de fotografías y ninguna foto me pareció adecuada para presumir,
con impotencia quise llorar porque sentía que me
hacían falta los colores, pero entonces
recordé que era un poco complicado,
porque las lágrimas las reservo
ya no para la nostalgia sino para quienes siguen vivos.
Yo tengo un niño ojos grises, piel de gato,
corazón de león, dientes de maíz, alma de espelón,
un niño que come cocoyol y no le hace ascos a la sopa de tortillas,
ese niño siempre viaja conmigo en la cartera,
a veces me llama por teléfono y
cuando no tomo la llamada me manda un mensaje de voz
y cuando lo escucho es como si la música de las nubes
me diera fuerza para reinventar el alma.
ivimayd@hotmail.com