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Salió a trabajar a Mérida y sus padres no saben de él desde hace 4 meses: esto sabemos

Cultura

Ecos de mi tierra

Luis Carlos Coto Mederos

 

382Yo no escucho el noticiero

Yo no escucho el noticiero

en la radio de mi casa,

por no saber lo que pasa

en Cuba y el mundo entero.

¿Para qué saber yo quiero

si un pobre viejo se ahorcó,

o si un cura se murió

de repente esta mañana,

o si ayer tarde en La Habana

un chino se degolló?

¿Qué yo gano con saber

si allá por Tumba la Burra,

cualquier guajiro se emburra

y golpea a su mujer?

¿Y qué podré resolver

si dicen oficialmente

que allá por Santiago, Oriente,

por el medio de un potrero

ha aparecido un ternero

con la cabeza de gente?

¿Y qué me interesa a mí,

o qué cosa yo adelanto

con saber cuándo es el santo

de un rico en Camajuaní?

Ni si allá por Mayarí

asaltan a un billetero,

ni que diga el noticiero:

Esta mañana un anciano

fue mordido en una mano

por un perro callejero.

¿Qué tiene de interesante

para darlo a conocer,

cuando cualquiera mujer

es raptada por su amante?

Ni tiene nada importante

si dicen que en Mabujina,

de una choza campesina

varias prendas se llevaron

y en el patio no dejaron

ni un gallo ni una gallina.

Cuando una mujer se quema

o se arrebata algún loco,

si me lo cuentan tampoco

resuelvo ningún problema.

Cuando un borracho se extrema

en no pagar lo que toma,

si se levanta una loma

y la noticia se pasa,

con esto seguro en casa

no hay un muchacho que coma.

Cuando se forma un ciclón,

como si fuésemos brutos,

nos dan cada tres minutos

una misma explicación.

Que corre a tal dirección,

a tantas y cuantas millas,

que viene de Las Antillas

y si a Cuba se endereza,

a media noche atraviesa

la provincia de Las Villas.

Si es usted un cobardón

y teme perder la vida,

esa tarde la comida

no le hace la digestión.

Forma la revolución

como si fuera una guerra,

toda su casa la cierra,

y entonces, precisamente,

se va a colocar su gente

debajo del “Vara en tierra”.

Después al siguiente día

no se ve ni un nubarrón,

porque el maldito ciclón

para Cuba no venía.

Usted dice: ¡Ave María!,

tanto como he trabajado,

mis camas he desarmado

y después del correteo

tengo por tanto estropeo

mi cuerpo desbaratado.

Alfredo Marrero

383En la finca de Verdeja

Señores, en San Andrés,

en la finca de Verdeja,

se ha encaprichado una vieja

hacerlo todo al revés.

La toalla de los pies

coge como servilleta,

al palo de la bayeta

lo coge para montar;

llama al caballo a almorzar

y al viejo le da raqueta.

Anónimo

384La vieja del Purial

Una vieja del Purial

un pirulí se tragó;

no era un caramelo, no,

era un ojo de cristal.

Ella al encontrarse mal

fue al espejo a la carrera,

y dijo de esta manera:

¡Corre, compañero Bruno,

que por aquí adentro hay uno

que está mirando pa´ fuera!

Anónimo

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