Ivi May Dzib
I Los niños se encuentran junto a unos árboles en un huerto, supuestamente los están regando, pero solo uno de ellos está haciéndolo, los demás están jugando, uno de ellos por ocioso le corta una rama, otro le empieza a quitar las hojas. Destruir solo porque se está aburrido. NIÑO 1: Qué están haciendo, no sean ociosos, dejen en paz a ese pobre árbol. NIÑO 2: Eeeee, cásate con él si tanto lo defiendes, además ni siente nada. NIÑO 1: Claro que siente, que tú no lo escuches sufrir no significa que no sientan nada. Además, gracias a los árboles respiramos y tenemos sombra que nos cubre del sol. NIÑA 1: Estás repitiendo lo mismo que nos dice la maestra en clase, pero para mí que solo lo dicen por decir, como que nos están engañando. Yo nunca he visto a un árbol llorar y gritar como lo hacemos nosotros. NIÑO 1: Hubo un tiempo en el que los árboles se convirtieron en personas. NIÑO 2: No es cierto. NIÑA 1: Si fuera cierto ya nos lo hubieran dicho en la escuela. NIÑO 1: En la escuela no te van a decir esas cosas. A mí me lo contó mi abuelo. NIÑO 2: No te creo, luego los adultos te cuentan cosas para que los dejes de molestar, solo te dan el avión. NIÑA 1: ¿Se imaginan que el árbol hablara y se moviera y jugara fútbol? NIÑO 2: Pues debería hacerlo, imagínate que aburrido es eso de estar todo el tiempo en un mismo lugar, sin poder moverte y debajo del sol. NIÑO 1: Los árboles tuvieron su oportunidad, pero fueron ellos mismos quienes pidieron volver a estar inmóviles. Si quieren les cuento con todo detalle lo que me contó mi abuelo. NIÑA 1: ¿A poco todos los árboles se movían y vivían en una ciudad de árboles? NIÑO 1: No todos, les voy a contar la historia del Che’chén, X-kulub, X-mudz. NIÑO 2: Dale cuéntale, así descansamos un poco porque ya me cansé de regar el huerto. NIÑO 1: Pues si tú ni estás haciendo nada, solo estás maltratando a los árboles. NIÑA 1: Tú siempre de chismoso, viendo lo que hacen los demás, mejor cuenta la historia mientras descansamos un rato. NIÑO 1: Hace muchos años, cuando nuestros antepasados mayas todavía no contaban el tiempo… NIÑA 1: Eso debió de ser hace muchísiiiimo tiempo. NIÑO 2: Pero si no te callas no nos vamos a enterar ni cuándo ni cómo ni qué pasó. NIÑO 1: Hace mucho tiempo ocurrió que los árboles y las flores quisieron ser como los hombres y levantando sus ramas y pétalos al cielo, pidieron a Zamná, el dios de los mayas: CHE´CHÉN: Zamná, haznos libres como los hombres. Déjanos, como a ellos, correr y hablar, escuchar y saber las cosas. NIÑO 1: Así dijo el árbol de Che’chén, que tiene resina blanca en sus venas. X-KULUB: Che’chén dice la verdad, no está bien que toda nuestra vida la pasemos clavados en un mismo lugar hasta secarnos de tristeza. NIÑO 1: De esta manera se expresó el arbusto de X-kulub. NIÑO 2: Pues sí, ha de ser muy feo que no te puedas mover de un mismo lugar por toda la vida. NIÑO 1: Luego la palabra que se escuchó fue la de X-mudz, la flor amarilla que crece junto a los caminos. X-MUDZ: Buen dios, haznos de carne y hueso, danos entendimiento como a los hombres. ZAMNÁ: Está bien, les voy a dar una oportunidad (Zamná de forma mágica convierte a los personajes en hombres). NIÑO 1: Así Che’chén y X-kulub quedaron convertidos en jóvenes fuertes y la flor de X-mudz en una hermosa joven de largos cabellos. Música. Los tres otrora naturaleza y ahora humanos se miran, reconocen su nuevo cuerpo, juegan, se alegran, disfrutan poder moverse por todo el espacio. La alegría de saberse vivos y en movimiento es lo que hace que veamos a estos tres personajes como si habitaran un paisaje idílico. Continuará.