Ivi May DzibApuntes de un escribidor
Dicen por ahí que mientras nos preocupábamos porque el socialismo no nos quitara todo, el capitalismo se encargó de quitarnos nuestro futuro, es decir, pensiones, trabajo seguro, jubilación, educación gratuita, derecho a la salud, rematando con el espíritu solidario. Y esto viene a colación porque hace unos días Andrés Manuel López Obrador se reunió con su homólogo de El Salvador para entregar un apoyo de 30 millones de dólares a través de un programa del gobierno, este dinero serviría para activar en ese país el programa Sembrando vida. La respuesta no se hizo a esperar, se le acusa al actual gobierno de estar improvisando y regalar nuestro dinero cuando tenemos nuestros propios problemas, pero ¿no acaso siempre los gobiernos han ayudado a otros países en caso de que sea necesario?
La noticia que aparece en los periódicos de circulación nacional nos expone el caso de Oscar N., y su hija Valeria, originarios de El Salvador, quienes se sumergieron al río para ingresar a Brownsville, pero murieron en el intento. En la tarde del domingo, Tania N., esposa de Oscar y madre de la niña, pidió el apoyo de las autoridades de Matamoros, tras ver cómo los cuerpos de sus familiares se sumergieron en el río. Los cadáveres emergieron la mañana de este lunes, una muestra de que uno migra y escapa de su país no por gusto, sino a falta de oportunidades, México ofrece dinero para implementar programas que puedan incidir en cambiar esta cruenta realidad. Y esto no es nada nuevo, México lleva más de 30 años financiando proyectos y brindando apoyo económico a países de Centroamérica y el Caribe.
En el 2011 Calderón firmó un decreto que llevó el nombre de Estrategia de Cooperación Financiera para países de Mesoamérica y el Caribe, el cual manejó un presupuesto de 169 millones de dólares, “Enrique Peña Nieto a través del Fondo de Infraestructura para Países de Mesoamérica y el Caribe, conocido como Fondo de Yucatán, que entre 2012 y 2016 erogó 129 millones de dólares en proyectos de apoyo a esa región”. El problema ahora es que AMLO está dando el dinero, ese el gran problema para los críticos del sistema y para muchas personas en las redes sociales, porque a los anteriores presidentes no se les cuestionó ni tantito.
Imagino que como ciudadanos tenemos la obligación de exigirle al gobierno que no regale nuestro dinero a otros países y por pura congruencia exigirle que no acepte el dinero extranjero cuando quieran apoyarnos en el momento de las grandes tragedias nacionales. Pero el problema de fondo está siendo en cómo se administra el dinero recibido y el dinero que nos donan, dicen que es ocioso colgarse de la palabra “antes”, pero es imposible no hacer los comparativos y en ese mismo tenor, parecería que nos da muchísimo más gusto que ese dinero que puede servir para mejorar las condiciones de vida de las personas de otros países más necesitados que nosotros, sea utilizado para mejorar las supercondiciones de vida de los políticos y sus familiares y que hay que echarle bronca al gobierno por lo que da y olvidarnos de todo lo que anteriormente se recibió y que terminó en los bolsillos de una élite, ya que nunca llegó a la población a la que estaba destinada, como todo lo que se donó al país después de los terremotos de septiembre de hace dos años. En definitiva, no a los migrantes, no a la ayuda económica a ninguna nación, ya que tenemos nuestros propios problemas, no a muchas cosas que nos evidencian como partidarios de la política de Trump, porque justificamos nuestra intolerancia. Lo extraño es que cuando el monstruo clama victoria en Estados Unidos, nos mostramos sorprendidos, ofendidos, indignados de que semejante tipo con esas ideas tan inhumanas haya alcanzado la cima del poder y nos alegramos porque al menos nosotros no somos así.