Fernando Muñoz Castillo
(Fábula minihistérica)
(Narradora, vestida con un espectacular diseño de Valdés Peza, cruza la alfombra roja para llegar hasta el público).
NARRADORA: Bienvenidos a esta nueva fábula minihistérica, que hoy compartiré con vosotros, pero antes déjenme darle las gracias al maravilloso modista mexicano Valdés Peza, por el atuendo que luzco para ustedes.
La fábula de hoy cuenta la historia de Caríssima Delgadina, una célebre eximia del teatro, la televisión y el cine, conocida en todos los rincones del mundo, fue merecedora a premios nacionales como el Ariel, la Diosa de Plata de Pecime, el premio de TV y Novelas, e internacionales como el Tony, el Goya, el Oscar, el Oso de Berlín y otros tantos y tantos, ya que sabrán que hay más festivales de cine en el mundo que días en el calendario. Así que imagínense todos los que recibió Caríssima Delgadina.
Después de triunfar y triunfar, un día se retiró cuando los signos de la edad marchitaban su belleza de portada estelar de revistas de moda y de chismes. Peor que Greta Garbo. Porque a esta la podíancazar los paparazzos y a Caríssima nadie, ni siquiera Robin Hood.
Una noche, mientras dormía con su hermosa bata de seda diseño de Givenchy, entra un ladrón, por dónde, nadie nunca lo supo, pero mucho se rumoró que era el nuevo novio del mayordomo.
Todos sabían que Caríssima era poseedora de una fortuna en joyas más exóticas que las culebras y lagartos de María Félix. Así que el caco la quiso despertar, pero ella tomaba diazepam para poder conciliar el sueño, así que estaba entumecida en brazos de Morfeo.
Entonces el rufián la zamarreó como a gallina ponedora y cusca, y al ver que nada de nada, entonces la zangoloteó y le hundió el ajado rostro en una palangana de porcelana llena de agua fría y hielos recién sacados del minibar que había junto a la cama.
Caríssima reaccionó como una vaca a la que le jalan la cola por un tractor…
Cuando se dio de cara con el atracador entendió de qué se trataba el asunto, y poniendo el dorso de su mano derecha sobre sus labios ahogó el grito estremecedor que salía de sus entrañas. Y la mano izquierda se le hundió en la almohada de plumas de ganso.
–Dame las joyas y no te mato, anciana decrépita, muévete bruja sin escoba, no seas necia, vieja asquerosa y repulsiva, pinche despojo humano…
Anciana decrépita, bruja sin escoba, vieja asquerosa, despojo humano… zumbaron dentro de la cabeza de Caríssima, jamás debió aquel aprendiz de cuatrero pronunciar tales palabras.
Nuestra eximia recordó lo aprendido con Elia Kazán, Fernando Wagner y Leticia Rozo, y caminando como una pálida sombra se acercó al gran espejo que tenía en su recámara, se contoneó como sirena salada, se masajeó el cuerpo como si fuera más sabrosa que Raquel Welch en momento de mayor gloria.
Y comenzó su gran actuación, la cual podía ser la última de su vida.
–Yo fui la más bella, la más deseada, mi cuerpo estaba lleno de curvas como la carreta a Cuernavaca, mis ojos eran más intensos que los reflectores del aeropuerto, mis cabellos eran tan sedosos que todos los champús del mercado querían que los anunciara, pero la vida pasa y ahorita soy esto….puro ¡PELLEJOOOOOO, ME ASALTAN, SOY PURO, PELLEJOOOOO!
El vecino de Caríssima era el ilustre Marqués Armando Hoyos Pellejo de la Barriga. Y a pesar del tiempo, seguía enamorado de Carísssima y estaba más pendiente de ella que de las niñas de sus ojos.
La policía llegó y al ladronzuelo se llevó.
Caríssima se casó con Pellejo Barriga y colorín colorado, esta fábula se ha acabado.
Moraleja: No hay nada mejor que saber sacar el mejor partido, en el momento adecuado, hasta de lo que más odiamos de nosotros mismos.