Nicolás Arnao
El mensaje patriótico encuentra gran expansión y fuerza en las rimas de Nicolás Arnao, en El guajiro politicastro usa un lenguaje directo y popular, y encuentra en la deformación de los vocablos la oportunidad para la chanza y la vía para erigirse voz del pueblo. 615 El guajiro politicastro Dispénseme el auditorio si en dos años que han pasado me siento medio enlustrado y tengo mi repertorio; ese maldito jolgorio que arma el yanqué americano, ya tiene loco al cubano, hablando beligerancia mientras gorrión, en mi estancia, acaba con todo el grano. Una vez me contó el cura de la caja de Pandorra que Dios le tiró a Gomorra, porque no era gente pura; pero a mí se me figura que toitico y tantos males nos los traen los animales que a Cuba vienen de fuera, con la emblema, en su bandera de sangre y de coger reales.
Ese Weyla de chupete, cara de titiritero, quiere hacerse gran guerrero pero le teme al machete; del patriota al arremete huye cual cobarde vil, y luego a inocentes mil sin compasión asesina; merece que de estricnina le atojen medio barril.
Y la cosa aquí lo mismo, más brava si a mano viene; el mambí no se detiene y España cae al abismo. Wasinton, con su heroísmo, no le vale; no hay tu tía: Don Máximo el otro día, le dijo a don Clevelando: aquí seguimos peleando, no se quiere autonomía. Más dicen que Manquilí es hombre de otro calibre, pero a Cuba la hace libre el machete del mambí; nadie espera por aquí que tenga mucha concencia; Cuba ya tiene esperencia y no entra por lanixion; ¡que siga la insurrección y viva la independencia!
Queremos ver que si ondea nuestra solitaria estrella, que brille tan sólo ella, y por eso se pelea; si no, que arrase la tea, no quede un palo en el monte, cubra el humo el horizonte, que perezca y arda todo, y cuando no quede un godo, cante el cubano sinsonte.
Cante con orgullo y gloria en la tumba de Maceo, que, a valiente, según creo, no hay quien le gane en la historia. De los bravos la memoria cual lucero refulgente, guarde con amor ardiente como el mar rico tesoro, que tenga en su libro de oro Cuba libre, independiente.
Mas por fin ya me retiro; ya los veré, amigos míos, en los lindos labrantíos, do alegre canta el guajiro. Casi me parece y miro acabándose la guerra, y tremolar en la sierra el pabellón tricolor, con paz, con dicha y amor, en nuestra cubana tierra.