Desde 1928 en la parte superior de la fachada del Teatro Peón Contreras se aprecia la efigie del poeta, dramaturgo y novelista cuyo nombre lleva ese recinto cultural yucateco. Es un busto de bronce que da la espalda al foyer del teatro y contempla el edificio de la UADY.
Peón Contreras es retratado conforme a la imagen en que aparece en las fotografías de la etapa final de su vida y su efigie permite que lo tengamos presente como el escritor que da nombre al recinto (y no como un señor con apellido de teatro, como sería capaz de decir algún comunicador de medios audiovisuales). Que cuando menos tengamos conciencia del literato a través de la vista, ya que muy poco se le recuerda a través de la lectura y de las escenificaciones de sus obras.
La autoría se le asigna a un escultor de nombre E. A. Riati, tal como indica Gabriel Ferrer de Mendiolea en su libro “Nuestra ciudad. Mérida de Yucatán (1542-1938)”, aunque Gonzalo Cámara Zavala omite el nombre del autor en su “Historia del Teatro Peón Contreras”, explicando solamente que “es obra del gran escultor italiano que ejecutó obras escultóricas en el Palacio de Bellas Artes de México antes nombrado Teatro Nacional” y señala que ese busto ya estaba listo desde 1906 y que fue traído a Mérida “poco después de la inauguración del nuevo teatro”.
El busto fue instalado en 1909 originalmente en la escalera y años después, el 7 de febrero de 1928, se efectuó una ceremonia por el traslado al sitio donde se halla hasta ahora, sobre una pequeña columna costeada por José “Pipo” Carlevaris, italiano avecindado en Mérida. Apadrinaron el acto el dramaturgo español Gregorio Martínez Sierra y el Dr. Gonzalo Pat y Valle, poeta y rector de la Universidad Nacional del Sureste.
A partir de Ferrer de Mendiolea, el nombre de E. A. Riati -que en el índice onomástico de su libro aparece como E. A. Reate- se repite como presunto autor de ese busto. Pero creo que se trata de una lamentable errata que se ha arrastrado durante lo menos 80 años. He consultado muchos libros acerca del arte del siglo XIX y principios del XX, tanto mexicano como europeo, y no me he encontrado jamás con ese nombre. Tampoco he hallado ningún dato en internet, a pesar de haber intentado diversas variantes como Riatti, Ariati, Ariatti. Eriati, Riate y otras.
Lamentablemente no parece haber firma visible en el busto, aun cuando la memoria me traicionó haciéndome creer que sí la había. De todos modos, sospecho que el verdadero autor ha de ser Enrico Alciati, franco-italiano que vivió en México al menos hasta 1912, pero que no es autor de ninguna pieza escultórica del Palacio de Bellas Artes aunque sí de las esculturas cívicas de la ahora resonante Columna de la Independencia, diseñada arquitectónicamente por Antonio Rivas Mercado.
Las esculturas del Palacio de Bellas Artes, colocadas en los primeros años de la década de 1930, aunque todas se hayan elaborado en décadas anteriores ya sea en nuestro país o en Europa, son obra de Leonardo Bistolfi, italiano, Agustín Querol, catalán fallecido en 1909 y que nunca estuvo en México; Edoardo Rubino, italiano que sí estuvo; Domenico Boni, que nunca estuvo en nuestro país aunque sí en La Habana, donde falleció en 1917; y el húngaro Geza Maróti, cuyo nombre es el más aproximado al del presunto Riati, pero que estuvo en México en la década de 1920 y no antes, además que por su estilo es escasamente probable que haya creado el busto del poeta yucateco.
Existe en Mérida una escultura en la que sí consta la autoría de Enrico Alciati. Se trata del busto en bronce del médico y filántropo José Dolores Patrón, colocado en diciembre de 1903 en la Facultad de Medicina, y años después trasladado a la glorieta ubicada en el reparto que lleva su nombre, entre las avenidas Colón, Reforma y Cupules.
Quede pues, pendiente, la comprobación final de esta atribución autoral del busto de nuestro insigne literato.