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Cultura

La Biblia de Alicia Alonso

Víctor Salas

Pedro Simón se doctoró en especialidades de Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de La Habana, donde impartió clases de Filosofía. Durante treinta años fue investigador literario en la Casa de las Américas. Es Director-Fundador del Museo Nacional de la Danza y de la revista Cuba en el Ballet. Además, es poeta y por si fuera poco, se hizo esposo de Alicia Alonso de la que se convirtió en su historiador y biógrafo. Es impensable la vida de la diva cubana sin Pedro, quien durante muchos años estuvo al lado suyo, llevándola del brazo y con palabras musitadas, indicándole “Un escalón, Alicia, cuidado”; o narrándole algún asunto que ya no le era posible ver a la máxima bailarina.

El escribió un grueso libro de contenido insuperable en cuanto a que refiere toda la carrera de quien se inició como Alicia Martínez del Hoyo, para muy joven convertirse en la dupla de la vocal “A” que alcanzaría cumbres de fama hasta donde no han llegado, aún hoy día, muchas de las famosas bailarinas en el mundo.

El libro de Pedro se titula “El Ballet, una devoción” y consta de 608 páginas dedicadas a Alicia Alonso en todos los momentos de la vida de la estrella cubana.

He titulado este trabajo como La Biblia de Alicia Alonso, porque esa palabra significa libro de libros y el profundo trabajo escritural y literario de Pedro Simón tiene precisamente esa cualidad, al estar dividido en “Recuento y Apreciación”, “Música literatura y otros temas”, “La Escuela Cubana de Ballet”, “Alicia Alonso”, “Ballet Nacional de Cuba”.

Involucrarse en esa obra es conocer partes fundamentales de la historia del ballet en Estados Unidos y hacer lo propio con muchos pioneros del ballet americano y sus momentos estelares, en los cuales se reunieron las personas angulares no sólo del ballet, sino de la música, las artes plásticas, del mundo literario, del periodismo y de la crítica especializada. Todo ese bagaje girando en torno a la calidad suprema de la técnica y de la extraordinaria condición física de la Alonso, que llevó el nombre de Cuba y América Latina por todas partes del mundo. Esto último no es una figuración, se trata de una realidad concreta. Ella pisó esos caminos, antes, mucho antes que Cortázar, García Márquez, Mario Vargas Llosa y la pléyade de literatos nuestros.

En el recorrido de las páginas, nos vamos encontrando a una artista de la que siempre supimos su grandeza, pero ésta aumenta hasta puntos insospechados al ir conociendo detalles que sólo Pedro Simón podía poseer. Pero la virtud de las palabras del escritor es incrementar nuestro propio bagaje cultural, al relatarnos de manera magistral la ideología de Alicia Alonso y su inquebrantable e inmodificable amor por Cuba, que la llevó a permanecer dentro de la Revolución, a pesar de que tuvo ofertas de una condición de vida mucho mejor, en el mundo occidental. No fue esa la única decisión acertada de Alicia, lo había hecho desde antes y en varias ocasiones. Célebre resulta cuando personeros de Batista le piden que se sume a la iconografía cultural del régimen y ella no acepta, consiguiendo con ese rechazo, la suspensión del apoyo económico a su agrupación danzaria, que recibía desde antes de Fulgencio Batista. El devenir de aquello fue una gira nacional y la intervención de la Federación de Estudiantes Universitarios, que solicitaron un desagravio a la artista. Enchina la piel, conmueve hasta las lágrimas imaginar esa escena y ese temple, esa fe y esa pasión que contribuyeron a engrandecer el nombre de la bailarina, que ya era un auténtico símbolo de la Cultura Cubana.

La obra máxima de Alicia es el Ballet Nacional de Cuba y de su manera de bailar fueron surgiendo los elementos que sirvieron de moldes para la creación de la Escuela Cubana de Ballet, cuyos resultados universales conocemos. Alicia describe cómo Fernando Alonso fue percibiendo y destacando lo diferente de ella, utilizando sabiamente para construir el edificio del estilo cubano en el arte del ballet.

Conocí de cerca a Alicia Alonso. Tuve amistad con ella, y conservo esa relación con Pedro Simón. La inteligencia, la gracia, la picardía de Alicia me parecieron brillantes, pero toda ella me parece inconmensurable, después de haber leído ese libro que Pedro Simón me obsequió y dedicó.

Reitero, por todo, el libro “El Ballet, una devoción”, es una Biblia de Alicia Alonso, escrita por su esposo, Pedro Simón.

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