Ivi May Dzib
Apuntes de un escribidor
Ayer se realizó, en la Biblioteca Pública Estatal “Manuel Cepeda Peraza”, la ceremonia para la entrega del Premio Nacional de Cuento “Beatriz Espejo”, misma que organizó la Secretaría de Cultura Estatal, en coordinación con el Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Mérida. En la ceremonia estuvieron presentes Irving Berlín Villafaña, director del área de Cultura del Ayuntamiento, y Erica Millet Corona, secretaria de Cultura, además de Carlos Martín Briceño y Karla Marrufo, quienes fueron integrantes del jurado, así como la presencia de la escritora que da nombre a este premio.
El ganador del certamen fue Adán Tatawari Hernández Medellín con el cuento titulado “Tiburones”, hubo también cuatro menciones honoríficas, pero me gustaría resaltar el trabajo de Yobaín Vázquez Bailón, quien recibió una de ellas con su cuento “Cuidados paliativos”. Cuando se le entregó su reconocimiento para la foto oficial, expuso un cartel que decía: “El estado que me premia es homofóbico, misógino y represor”, lo que causó incomodidad entre las “autoridades” culturales. La imagen se reprodujo, ya que le caía como anillo al dedo si tomamos en cuenta los últimos actos represivos por parte del gobierno ante las marchas feministas y contra los nuevos impuestos que se están imponiendo desde el Ejecutivo estatal, así como la falta de sensibilidad cuando se trata de legalizar el matrimonio igualitario.
Se pudo apreciar también, como respuesta a este acto, a “escritores” que para quedar bien con el gobierno pasó por alto lo acontecido en la premiación y reprodujeron la versión oficial de la premiación en sus cuentas de redes sociales; se puede ver, incluso, en el muro del Facebook del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Mérida, cómo se censura el mensaje que dejó Yobaín Vázquez Baylón y no se menciona acerca de los otros premiados, lo que demuestra que este gobierno cree firmemente en la censura. Más lejos aún fue el cronista de la ciudad, Jorge H. Alvarez Rendón, quien escribió “El Seudocuentista”, que se llevó el premio Beatriz Espejo, y tuvo la gentileza de tachar a Yucatán en general de homofóbico, misógino y represor, así sin medianías ni quizás ni excepciones…y todavía le van a publicar sus textos…todo sea por la libertad de expresión, misma que me ampara para decirle que para algunos yucatecos es un indigno y un zoquete…ojalá no regrese”. Al parecer, Alvarez Rendón borró este comentario ofensivo, pero éste se reprodujo con las capturas de pantalla, no tardó el “letrado” cronista en ofender a quien se atrevió a cuestionar lo indigno de su comentario, descalificando a quien no estaba de acuerdo con él.
Leo la propaganda institucional y es muy claro que vivimos en una ciudad donde ser un connotado escritor y un seudoescritor no tiene que ver con la calidad literaria, sino con el compromiso que tengas con la simulación, ya que si haces oídos sordos a los abusos del Estado y del sistema político en el que estamos inmersos, serás recompensado con adjetivos (que siempre quisiste escuchar empleados en ti, aunque no correspondan a tu obra) por parte de los que se encargan de validar, sin apreciación literaria de por medio, quién merece la atención de las instituciones culturales y quiénes no.
Resulta ofensivo que haya voces de la vieja escuela, una escuela muy rancia, que exija que sea deber de un artista la lambisconería para con el Estado y que uno tenga que solapar los abusos y las vejaciones a la ciudadanía sólo por haber ganado un premio u obtenido una beca. No digo que las nuevas generaciones no chantajeen a los artistas para que sigan esta costumbre, sólo que ahora se cuidan de no hacerlo explícito, en cambio la vieja escuela no deja de quedar en ridículo cuando muestra su indignación.