Por Luis Carlos Coto Mederos
Del panorama decimístico cubano del siglo XX (24)
1417
Glosa a una antigua rima
(fragmento)
Ven, muerte, tan escondida,
que te adentres en el pecho
como se adentra el helecho
por la senda humedecida
del muro que le da vida
con su pecho fiel de sombra.
Ven, muerte, que ya se nombra
para ti un sitio seguro,
y en lo más hondo y oscuro
de mi pecho se te nombra.
No me torne a dar la vida
la promesa de la muerte,
y el placer hondo de verte
hiriéndome de esa herida.
No se frustre la partida,
no se reanude la espera,
no me quede en la ribera
muerto, vivo, desolado,
y llévame al fin, bañado
de sombra o luz verdadera.
Aramis Quintero
1418
Almanaque de fuego
(fragmento)
El carrusel de los sueños
en sus giros ya paró.
Pájara pinta marchó,
abandonó los ensueños.
Dormitando los empeños
se nos quedaron afuera.
De prisa huyó la quimera
y el tiempo de fantasía;
sentí miedo. La alegría,
¿volverá en la primavera?
El patio, fiel escenario
de este coloquio enmudece
y como animal parece
rumiar esta pena a diario.
Páginas de un poemario
que descubre esta terneza.
de vueltas de la tristeza
allá, tú misma a distancia,
entre recodos: infancia,
inútil tanta fiereza.
Elisa Alonso Terrero
1419
Dime, gaviota, si amar
(fragmento)
Aquí en el mar lo recuerdo,
agua de cielo y gemido,
si él me matara este olvido
donde me pudro y me pierdo.
No sabe el destino lerdo
sacar música a sus violas
ni sospecha que yo a solas,
sobre las quietas arenas,
oigo naufragar mis penas
cuando las baten las olas.
Dime, gaviota, si amar
nos deja la piel vacía
o es caracola que un día
puede volverse a la mar.
Si es entre hieles remar
cuando la espuma se agota,
o es oleaje que rebota
sus sales en mi mejilla.
Dile que vuelva a mi orilla,
que yo lo espero, gaviota.
María del Rosario Basso Ibarra
1420
He vuelto al campo a soñar
(fragmento)
He vuelto al campo a soñar
que soy niño, que he nacido
de un almácigo florido
que alguien decidió engendrar.
Con los pájaros sé hablar
y también con las hormigas:
mis juguetes, las amigas
que siempre me distinguieron,
las que por los pies subieron
de mi padre, sin fatigas.
Ya casi alcanza una nube
el viejo y rudo algarrobo,
y por el tronco del jobo
tu corazón seco sube.
Recuerdo que me entretuve
describiendo con cuchillos
nuestra suerte de chiquillos,
enlazando nuestros nombres.
Nuestros dedos ya son hombres
madurando sin anillos.
Luis Espino
1421
Nocturno III de la sonámbula
(fragmento)
Y eran una sola sombra larga.
José Asunción Silva
Dicen que en noches de luna
vaga una mujer de sombra,
nadie sabe, nadie nombra
qué luz en su pecho acuna.
No acierta mirada alguna
cuando con su paso leve
va donde el aire la lleve,
va siguiendo ignota huella
de alguna prohibida estrella
que nadie a tocar se atreve.
Perfumes de primavera
se escapan de sus inviernos
cuando descubre los tiernos
indicios de lo que espera.
El alma la pone entera
en su sombra solitaria
y en la sombra imaginaria
que le regala la luna,
ya se acerca… ya son una
sola sombra legendaria.
Rosa María García Garzón
1422
Lo incierto de una partida
A un amigo
Barca fugaz. Ya se aleja
la que le eclipsa los ojos,
el agua con sus arrojos
sólo la espuma le deja.
La silueta es una queja
cuando se pierde el sentido.
Faz del tiempo. Has perdido
los azules que envolvías,
los sueños de fantasías,
ya no acarician su oído.
Francisco Pupo Hechavarría
1423
Arpa de fuego
Voz que pasa. Me vislumbra
el espejo del vacío,
tierno cristal del rocío
a la noche se acostumbra.
Arpa de fuego que alumbra
el agua, donde se posa
un ángel de tierna prosa
que llega en mística balsa
y un blanco latir se alza
del pecho donde reposa.
Francisco Pupo Hechavarría