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Cultura

El Arte Pop, una corriente que atravesó las fronteras del arte

Por Pilar Faller Menéndez

El mundo del arte había cambiado de sede debido a la Segunda Guerra Mundial en la segunda mitad de la década de 1950; la Ciudad de Nueva York se encontraba en pleno auge, y París había perdido el privilegio de alojar tanto a los creadores como a sus obras. Tanto el expresionismo como el informalismo eran las corrientes de vanguardia de esa época.

El arte, que una vez fue restringido a unos cuantos “elegidos”, estaba en manos de grupos adinerados y al mundo de las galerías, y la gente de a pie evolucionaba y tenía tendencias hacia lo fácil, a lo moderno y popular, y hacia el consumismo y la masificación.

Una de las reacciones hacia el Expresionismo abstracto, fue el Pop Art, el cual fue un cambio de las raíces surrealista de este nuevo movimiento a las dadaístas del Pop, así como el interés que surgió en sus precursores de romper las fronteras del arte, exponiendo objetos cotidianos que se fabricaban en serie, ya fuera en las galerías o museos. Marcel Duchamp fue el primero en exponer esos objetos.

Yves Klein es, también, considerado como antecedente del Pop, ya que utilizó la monotonía y la indiferenciación como lo hizo Andy Warhol, expresiones que resultaron vitales para el nacimiento de esta corriente, en la que los cubistas incursionaron para explorar las diferencias que había entre la realidad y la representación creando la corriente del assemblage.

El Arte Pop estuvo muy relacionado con las culturas inglesa y estadounidense, y creció a partir de los debates sobre lo que fuera la nueva cultura urbana norteamericana, que se volvió irreverente ante la solemnidad del arte romántico británico de la década de los años cuarenta.

Convertir la trivialidad en un tema digno de ser considerado estético, fue una de las metas de sus impulsores, quienes recurrieron a la monumentalización con la ampliación y masas de una manera inteligente y crítica. A pesar de haber sido un impulso popular, este estilo se orientó más en reivindicar a Duchamp, quien pensaba que el arte ante todo, debía ser inteligente. A pesar de que abordara asuntos banales, los artistas del Pop eran sofisticados. Se trataba de una reflexión crítica del arte, en la que se reclamaba el fin de los prejuicios, tanto de los artistas como de la audiencia.

Los artistas pop americanos tuvieron como inspiración la publicidad, mientras que en Inglaterra era predominante la representación de los símbolos del consumo de masas y de la producción. Tanto los británicos como los estadounidenses tenían como objetivo formar un arte vital y diverso, como lo era la vida contemporánea después de la Segunda Guerra Mundial, que fuera accesible a todos los estratos sociales. Fue así como surgió una simbiosis entre el arte y la vida cotidiana.

El Pop Art veía al objeto como referencia de sí mismo, estuviera físicamente presente o no. Algunos de los objetos que presentaban tenían la intención de denunciar la miseria de una existencia breve y superficial de los productos de consumo, así como de los objetos que habían concluido su vida útil. Hubo un lado oscuro en esta corriente llamada Junk Art, que utilizaba la basura para crear sus obras.

Algunos representantes de esta corriente fueron Jasper Johns, cuya obra era más disciplinada y con ironía, utilizó imágenes de muros, mapas o banderas, los cuales destacaban (irónicamente) por la irrelevancia aparente que tenían, tanto el artista como el espectador buscaban dos cosas diferentes: el espectador un significado concreto, y el artista crear una superficie. A Johns le interesaba la inercia pictórica y la noción de la pintura más como un objeto que como una representación. Hubo ocasiones en que en sus lienzos pegó cucharas o escobas, lo que en cierto modo, lo alejó de la pintura.

Richard Hamilton pertenecía al Grupo Independiente, cuya obra fundamental se titula “Qué hace que los hogares de hoy sean tan diferentes, tan atractivos” (1956), en la que puede apreciarse a un atleta recortado de una revista, una bailarina de strip tease, en la que el atleta lleva un pirulí en la mano con la palabra “Pop” escrita. Esta obra inspiró muchas de las ideas que regirían el movimiento resumiendo sus características: mezclar la fascinación e ironía por los símbolos de opulencia americanos.

Otro de los artistas de la corriente del Pop Art fue David Hockney, quien se formara en el Royal College of Art, y en sus comienzos adoptó el estilo faux-naif (Falsa ingenuidad), en el que tomaba tanto caricaturas de la prensa como dibujos infantiles, cuidando siempre que hubiera una fina ironía, aunque años después regresó su pintura a ser más seca y cercana al realismo.

Probablemente el más conocido representante de este movimiento fue Andy Warhol, quien además de sus pinturas, filmó películas, y siempre le gustó estar en el ojo público rodeado de celebridades. Él quería, como alguna vez lo declaró, ser una máquina que fuera capaz de hacer productos industriales en lugar de pinturas.

En su lenguaje pictórico utilizó lugares comunes, así como objetos impersonales que eran producidos por máquinas en los años sesenta. Utilizó la publicidad como una fuerza y vitalidad visual, que presta más atención al envase que a su contenido. También utilizó asociaciones morbosas, como Jackie tras el asesinato de su esposo Kennedy, o Marilyn Monroe después de suicidarse, accidentes. Uno de sus grandes éxitos, fue la repetición de imágenes fotográficas que impregnaba en los lienzos a través de la serigrafía, las cuales cubría con capas de color sintético. La repetición y el color fueron sus claves.

Roy Lichtenstein y Tom Wesselmann fueron otros artistas que pertenecieron al movimiento, así como Kienholz, que se acercó más a la tendencia del Funk Art debido a que se oponía a la pureza que consideraba impersonal de la mayor parte del arte contemporáneo. El Funk Art, más que corriente, fue una moda que no duró mucho, aunque sí creó imágenes que causaban alarma en el arte de los sesenta.

Como espectadores, probablemente como en otras manifestaciones consideradas “artísticas”, no encontremos en esta corriente algún dejo de arte. Vale la pena recordar que los verdaderos artistas crean a partir de su visión del mundo y de sus intereses, sin tomar en cuenta al público. Lo hacen como una necesidad de expresarse, aunque seguramente hubo quienes lograda su fama, hacían sus obras para venderlas.

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