Luis Carlos Coto Mederos
Del panorama decimístico cubano del siglo XX (37)
1529
Ruptura
Y florecí en lo que fue
rosa, niñez apurada
de miedos, corrí asustada
los caminos de la fe.
Ya después, no sé por qué
al divisar mi reflejo
deshice el haz del espejo
en sueños, cambié mi sino,
dibujé un nuevo camino.
Ya ni en susurros me quejo.
Dámaris Romero del Aguila
1530
Olor de tiempo
Huele mi pelo a romero
–destellos de la vereda–
y escapada la arboleda
se refugia en mi ropero.
Diluvio de campo. Espero
que me devuelva la infancia.
Reloj, marcando una estancia
de amor en su recorrido.
Distancia –reto al olvido–
tiempo enredado en fragancia.
Dámaris Romero del Aguila
1531
Son décimas
(fragmento)
Con mis décimas viví
atrapado entre los sueños
y mis versos fueron dueños
de los mil pasos que di.
Yo fui camino… yo fui
la sombra de la silueta
por donde pasó un poeta
con verbo de marabú,
y he sido, además, bambú,
punta de estrella y saeta.
Ah, décima, entre tus senos
con mi soledad aguardo
el fuego de tu amor… Y ardo
de pasión en mis venenos.
Despidiéndome en los buenos
brebajes de tu gran eco
muero, inmortal, y no peco;
pues la muerte es una vida
que se oculta en la guarida
de las lágrimas que seco.
Rafael Solenzar
1532
Quién
Quién no ha tenido la culpa
de perderse alguna vez.
Quién no ha sido nunca, y es
la razón de una disculpa.
Quién no prefiere la pulpa
que lo mantiene despierto.
Quién no prefiere lo cierto.
Quién no entrega lo que sabe.
Y quién no toma la llave
y deja el camino abierto.
Carlos Téllez Espino
1533
Rostros
Para Andrés Machado Comte
El de la noche impasible.
El del inicio más lento.
El que renuncia al momento
de hallar el día posible.
Rostros. El irrepetible.
El que se anuncia una vez.
El que regresa después
donado por el instante.
Rostros. El del caminante
muestrario de la vejez.
Carlos Téllez Espino
1534
Escenas prohibidas
Corre la savia en tu beso,
y yo practico el oficio
de bruja, y mi maleficio
es un conjuro inconfeso.
Me entrego sin retroceso
a las magias pervertidas,
a las escenas prohibidas,
fingiéndome derrotada,
cuando eres tú la carnada
de mis artes escondidas.
Elizabeth Alvarez Franco
1535
Estratega
En estampida elocuente,
voy de tu rostro a tu sexo:
entre cóncavo y convexo
soy estratega demente.
Usurera impenitente
que sofoca tus entrañas,
te acorralo con mis mañas
y me apropio de tu piel,
envolviéndome en la miel,
como en la tela de araña.
Elizabeth Alvarez Franco
1536
Esperomanía
Sufre por asma la espera.
El salbutamol no alcanza.
El virus de la tardanza
adrede me desespera.
Es fácil ver desde afuera
la solución del conflicto.
El tiempo prosigue invicto.
Todo en su tiempo lo ahoga.
Esperarte es una droga.
Ayúdame: “Soy adicto”.
Penélope está agotada.
Un tren llora de retraso.
Adquiere a crédito un brazo,
otra Venus trasnochada.
¿Hay espanto en la mirada
o estrabismo en La Gioconda?
David ha comprado una honda
blanca en el mercado negro.
Se cansó –¡cómo me alegro!–
la Tierra de ser redonda.
Bernardito Cárdenas Suriz
1537
Entregar
Doy verso de nada y todo
por un silencio sin ropa,
pájaro nuevo de copa
entrego por algún modo.
Doy amor cuando acomodo
la médula del querer.
Todo fluye en ti, mujer,
desde la albura que empieza.
Viste el tiempo a la belleza
si me das tu amanecer.
Eliécer Fernández Diéguez
1538
Vuelven
Mi verano es la quimera
que llena de amor tus pasos,
violento mar y retazos
de encanto y de primavera.
La flor de tu cabellera
es otro mito al nacer.
Con tu perfume, mujer,
se funde la luz del día
y con rayos de armonía
vuelve la magia al placer.
Eliécer Fernández Diéguez