Síguenos

Última hora

Rescatan a mujer y dos menores de ahogarse en Cancún

Cultura

Notas al pie de página (XI)

Fernando Muñoz Castillo

1

A finales del año pasado, fueron dos libros bastantes polémicos los que publicó Editorial Dante, uno de ellos lleva por título: La Revolución en Yucatán, 1897-1925.La Historia Negada, escrito por José Luis Sierra Villarreal, y el otro escrito por la dupla compuesta por Dulce María Sauri Riancho y José Luis Sierra Villarreal, que habla de la famosa Casta Divina, que fue el más comentado a voces bajas y altas.

Recuerdo haber expresado con humor, que se agotaría en menos de lo que canta un gallo, ya que todos los “yucanice” y los que sienten así, lo comprarían para ver si aparecían sus apellidos familiares.

Compré La revolución en Yucatán. Y decidí regresar por el otro después.

En diciembre pasado que fui a comprarlo, para hacerle un regalo a un amigo que ama todo lo que se relaciona con árboles genealógicos y ginecológicos yucatecos, me enteré de que se había agotado y que no se sabía, a ciencia cierta, si habría una reimpresión. Tal había sido el éxito.

El libro, pensé, era todo un best seller.

El domingo pasado, estando en La Gran Plaza entré a la librería Dante para ver si encontraba un libro de Pedro Angel Palou, sobre la relación amorosa de Xavier Villaurrutia y Agustín Lazo. Al no encontrarlo, pregunté por el de La Casta Divina. La respuesta fue contundente:

“En diciembre retiraron de todas las sucursales, los ejemplares existentes”.

Cuando oí esta verdad pensé que todos aquellos afectados porque su apellido o patronímico no aparecía por ningún lado, se habían reunido para comprar todas las copias existentes, así como las diez reimpresiones posteriores, para borrar –de alguna manera–, la afrenta.

¿Estaré errado?

Ni maneras, seguirán leyendo: Yucatán a través de las centurias, mientras se mecen en sus hamacas y patean pared, y comprueban cuál familia pagó más para que la elogiaran con mayor elocuencia por Valdés.

Verdades con las que viven los “yucanice” muy a gusto con su aire acondicionado prendido a todo lo que dá. El complejo de pingüino sentado en un iglú.

2

El feminicidio de la niña Fátima demostró que no sólo es de los varones el asesinar mujeres. Triste verdad, que duele más aún.

Hace un tiempo escribí en un texto teatral:

Hay un lugar en el infierno para las mujeres que no ayudan a otras. Y otro peor para quienes las empujan a la muerte.

3

Hemos “progresado” tanto en el cine como en la televisión, que ya nadie usa pañuelo. Todos se secan lágrimas y mocos con las manos. Esto ha hecho que la gente, la gran mayoría, ignore para qué sirve esta prenda.

Lo mismo sucedió con los cigarrillos, ya que todos fumaban y al terminar, tiraban al suelo las colillas o los cigarros prendidos como si nunca hubieran existido los ceniceros.

Siguiente noticia

Un lunes distinto…