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Cultura

La información en tiempos de Covid-19

Ana Karina Palma Velázquez* y Joed Amílcar Peña Alcocer**

 

La información es un insumo principal a nivel global, incluso la sabiduría popular reconoce que “información es poder”. El filósofo Luciano Floridi propone que, en el contexto de la del conocimiento, se necesita una nueva ética ambiental que procure conservar un nuevo ecosistema: el ecosistema de la información, la infoesfera. ¿Cuál es el objetivo de esta nueva ética? Evitar la insuficiencia, destrucción y corrupción de la información causada por la disminución de su cantidad, contenido, calidad y valor. Hasta aquí se podrá preguntar, ¿qué tiene que ver esto con la contingencia que vivimos? Todo.

La contingencia global causada por el Covid-19 ha demostrado, una vez más, la importancia de la información en la toma de decisiones y, al mismo tiempo, refleja cómo la desinformación pone en riesgo la salud pública. La democratización del acceso a la tecnología ha permitido que la población mundial se mantenga al tanto del curso de la pandemia, pero también ha causado una sobrecarga informativa sobre el Coronavirus que dificulta el día a día de los ciudadanos, esto es un problema en momentos de emergencia.

Varias personas han dejado de consumir noticias sobre la pandemia, la sobreexposición a la información les afecta anímicamente: depresión, pánico, ansiedad e incertidumbre. Otros siguen consumiéndola, exponiéndose a la desinformación: rumores sin sustento, teorías de conspiración y noticias falsas para crear alarma.

Si el flujo de información que circula es desequilibrado y manipulado se toman decisiones erróneas: compras de pánico que llevan al desabasto, elevar el precio en productos de aseo personal, minimizar los riesgos de contagio. Si los datos que contiene el flujo son verificables, pero se presentan de manera tendenciosa, pueden minar la confianza en las acciones del sistema de salud pública y, por lo tanto, dejar de seguir sus indicaciones.

Tristemente, varios periodistas del centro del país han usado sus redes sociales para hacer mala comunicación de información verdadera, dentro de una nueva ética no sólo importa la verificabilidad, importa también el posible efecto que causa el contenido que se comunica. Se informa desde la ideología y la posición política.

Los periodistas no son los únicos que deben reflexionar sobre su ética de la información. Si usted es usuario de redes sociales, también es responsable de nuestro ecosistema informativo: compartir imágenes que sacan de contexto las acciones del gobierno federal, opinar en redes sociales desde el desconocimiento de las acciones oficiales, compartir videos que invitan a curar las infecciones de Covid-19 con bebidas calientes o hacer circular videos alarmistas es formar parte de la cadena de desinformación. Para no desinformar, atendamos los siguientes cuatro puntos básicos:

1. Elija bien la información que consume. Busque medios de información que aseguren calidad, que tengan un respaldo en fuentes verídicas (científicas o gubernamentales). Las columnas de opinión de periodistas no son más que eso, una opinión, por lo que no es información de primera mano. No tome por cierto todo lo que lee en redes sociales.

2. Difunda información de calidad. Es muy sencillo compartir una publicación de Facebook o Twitter; pero antes de hacerlo, preste atención a quién comparte la información y qué fuentes sustentan sus afirmaciones. Cuando no ejercemos la crítica para discernir la calidad y veracidad de las publicaciones que compartimos, solo exponemos a los demás a información perjudicial.

3. Lea lo que comparte. Parece lógico, pero muchas veces se comparten notas periodísticas u opiniones en redes sociales tan sólo por el título. Un encabezado busca llamar la atención para la lectura, pero muchos de ellos no reflejan el verdadero contenido de las notas. Leamos siempre antes de compartir y opinar.

4. No se quede con una única fuente. La información que consuma debe ser contrastada, cuando lea una publicación siempre busque confirmarla a través de otros medios de información.

Los diversos niveles de gobierno tienen mayor responsabilidad en la contención de la pandemia; pero eso no resta responsabilidad a la ciudadanía. Que nuestra ética y uso de información estén a la altura de los tiempos en que vivimos.

* Estudiante de la Licenciatura en Bibliotecología, Universidad de Oriente

** Integrante del Colectivo Disyuntivas

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