Luis Carlos Coto Mederos
Ecos de mi tierra
Como toda controversia larga, ésta navega también por entre los vericuetos casi filosóficos de la sabiduría popular. Aquí tratan de describir los poetas un acercamiento a lo que ellos creen que deben ser los deberes de un improvisador. El énfasis de la atención debe ponerse en el uso del lenguaje poético y la gracia natural para ir tejiendo su discurso.
1804
Tema: Deberes del improvisador
Irán Caballero vs
Juan Antonio Díaz
Irán Caballero
Pero nos tocó cantar
y soñar, no enmudecer;
el destino nuestro es ser
como barcos en el mar,
andar el mundo, entregar
en versos el corazón
y los que poetas son,
para amar el universo,
con el escudo de un verso
detienen cualquier ciclón.
Juan Antonio Díaz
Nos ha tocado cantar
para, con altos destellos,
curar los labios aquellos
que no aprendieron a hablar.
Nos ha tocado gritar,
verle el acero a la espada,
gritarle al mar la tonada
del agua quieta y vibrante
y poner un siglo hablante
sobre la lengua callada.
Irán Caballero
Nos toca sacar la idea
del cofre de las entrañas
y convertir las montañas
en astros en la Odisea.
Nos toca ser la marea
que vuelve arena la roca
y, además de eso, nos toca
andar por todos los climas
y sembrar granos de rimas
en el surco de la boca.
Juan Antonio Díaz
Nos toca hacer una fiesta
con la orquesta en la garganta
donde el amor se levanta
y la tristeza se acuesta.
nos toca ver en la cresta
la pena de la llanura,
enderezar la postura
y ver cómo frente al río
habla la voz del rocío
con su lengua en miniatura.
Irán Caballero
Nos toca ser el rocío
que moja por las mañanas
y nos toca ser las ganas
milenarias del bohío.
Nos toca ser como el río
que besa la voz del mar,
nos toca también llegar
a la alcoba de la luna
y vivir teniendo a una
viajera peninsular.
Juan Antonio Díaz
Nos toca vivir con una
viajera peninsular,
ser un sol y enamorar
los cachetes de la luna.
Nos toca ser una cuna
de calor en la sabana,
nos toca ser una cana
para usar en la cabeza
o el corpiño de tristeza
de una antigüedad lejana.
Irán Caballero
Nos toca ver el camino
dejando el cansancio atrás
y sin temerle a la faz
tempestuosa del destino.
Nos toca ser gallo fino,
si nos reclama la valla,
nos toca ser la medalla
que en los torneos se rige
y ser ola si lo exige
el cansancio de la playa.
Juan Antonio Díaz
Nos toca ser gallos finos
en todas las paradojas
para vaciar copas rojas
en los tímpanos vecinos.
Nos toca usar los caminos
y nos toca averiguar
de qué forma hay que llegar,
con manos de versos llenas,
a la represa de venas
del techo de Limonar.
Irán Caballero
Nos toca, en esta represa
de techos de Limonar,
poner la risa a cantar
y detener la tristeza.
Lograr que la gente ésa
que nos oye se sonría
y tocar con poesía
la silla de las entrañas,
las empinadas montañas
que no alcanzo todavía.
Juan Antonio Díaz
Nos toca ver el seguro
que nos clausuró la puerta
y ver en la palma muerta
el racimo del futuro.
Nos toca este sol maduro
de brillo multiplicado
del presente y del pasado,
pero el hombre se equivoca,
si hace lo que no le toca
o hace más de lo adecuado.
Irán Caballero
Nos toca entre los poetas
levantar la voz guajira,
que en consigna que se inspira,
ya alcanza todas las metas.
Nos toca, entre las libretas
del mundo, alzar un afiche,
y ser como la rabiche
que se eleva a su manera
y sin usar trepadera
roba perlas de palmiche.
Juan Antonio Díaz
Nos toca ser en la sala
de la Casa Naborí,
el vuelo del colibrí
con un pétalo en el ala.
Nos toca ser una bala
que la guerra sucia trajo,
ser sudor para el trabajo
hasta que esa ceiba vieja
ponga un verso en cada teja
que se le acostó debajo.