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Cultura

El siglo de oro del repentismo en Cuba (23)

Luis Carlos Coto Mederos

Ecos de mi tierra

Como toda controversia larga, ésta navega también por entre los vericuetos casi filosóficos de la sabiduría popular. Aquí tratan de describir los poetas un acercamiento a lo que ellos creen que deben ser los deberes de un improvisador. El énfasis de la atención debe ponerse en el uso del lenguaje poético y la gracia natural para ir tejiendo su discurso.

1804

Tema: Deberes del improvisador

Irán Caballero vs

Juan Antonio Díaz

Irán Caballero

Pero nos tocó cantar

y soñar, no enmudecer;

el destino nuestro es ser

como barcos en el mar,

andar el mundo, entregar

en versos el corazón

y los que poetas son,

para amar el universo,

con el escudo de un verso

detienen cualquier ciclón.

Juan Antonio Díaz

Nos ha tocado cantar

para, con altos destellos,

curar los labios aquellos

que no aprendieron a hablar.

Nos ha tocado gritar,

verle el acero a la espada,

gritarle al mar la tonada

del agua quieta y vibrante

y poner un siglo hablante

sobre la lengua callada.

Irán Caballero

Nos toca sacar la idea

del cofre de las entrañas

y convertir las montañas

en astros en la Odisea.

Nos toca ser la marea

que vuelve arena la roca

y, además de eso, nos toca

andar por todos los climas

y sembrar granos de rimas

en el surco de la boca.

Juan Antonio Díaz

Nos toca hacer una fiesta

con la orquesta en la garganta

donde el amor se levanta

y la tristeza se acuesta.

nos toca ver en la cresta

la pena de la llanura,

enderezar la postura

y ver cómo frente al río

habla la voz del rocío

con su lengua en miniatura.

Irán Caballero

Nos toca ser el rocío

que moja por las mañanas

y nos toca ser las ganas

milenarias del bohío.

Nos toca ser como el río

que besa la voz del mar,

nos toca también llegar

a la alcoba de la luna

y vivir teniendo a una

viajera peninsular.

Juan Antonio Díaz

Nos toca vivir con una

viajera peninsular,

ser un sol y enamorar

los cachetes de la luna.

Nos toca ser una cuna

de calor en la sabana,

nos toca ser una cana

para usar en la cabeza

o el corpiño de tristeza

de una antigüedad lejana.

Irán Caballero

Nos toca ver el camino

dejando el cansancio atrás

y sin temerle a la faz

tempestuosa del destino.

Nos toca ser gallo fino,

si nos reclama la valla,

nos toca ser la medalla

que en los torneos se rige

y ser ola si lo exige

el cansancio de la playa.

Juan Antonio Díaz

Nos toca ser gallos finos

en todas las paradojas

para vaciar copas rojas

en los tímpanos vecinos.

Nos toca usar los caminos

y nos toca averiguar

de qué forma hay que llegar,

con manos de versos llenas,

a la represa de venas

del techo de Limonar.

Irán Caballero

Nos toca, en esta represa

de techos de Limonar,

poner la risa a cantar

y detener la tristeza.

Lograr que la gente ésa

que nos oye se sonría

y tocar con poesía

la silla de las entrañas,

las empinadas montañas

que no alcanzo todavía.

Juan Antonio Díaz

Nos toca ver el seguro

que nos clausuró la puerta

y ver en la palma muerta

el racimo del futuro.

Nos toca este sol maduro

de brillo multiplicado

del presente y del pasado,

pero el hombre se equivoca,

si hace lo que no le toca

o hace más de lo adecuado.

Irán Caballero

Nos toca entre los poetas

levantar la voz guajira,

que en consigna que se inspira,

ya alcanza todas las metas.

Nos toca, entre las libretas

del mundo, alzar un afiche,

y ser como la rabiche

que se eleva a su manera

y sin usar trepadera

roba perlas de palmiche.

Juan Antonio Díaz

Nos toca ser en la sala

de la Casa Naborí,

el vuelo del colibrí

con un pétalo en el ala.

Nos toca ser una bala

que la guerra sucia trajo,

ser sudor para el trabajo

hasta que esa ceiba vieja

ponga un verso en cada teja

que se le acostó debajo.

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