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Cultura

Trayectoria del Soneto en Cuba (1)

Por Luis Carlos Coto Mederos

A la par de la trayectoria de las principales manifestaciones que conforman nuestra lírica criolla, hoy comenzamos una nueva etapa del recorrido a través de la cultura poética cubana.

El soneto es una de las estrofas más importantes en la literatura universal –y en la propia–, a pesar de que algunos puedan tildarlo de antiguo, rígido, altisonante o circunspecto. Varios idiomas como el inglés, el francés y el español se prestigian con su presencia.

Como estrofa continente de poesía nunca será viejo, porque su caducidad no depende de la estructura sino del lenguaje que se utilice en él. Un soneto escrito con un lenguaje actual o moderno es un poema actual y moderno al mismo tiempo. El lenguaje es lo que define la vitalidad de un poema sin importar la estructura que tenga.

Claro está que se precisa de mucha gracia y conocimientos profundos del idioma para poder escribir buenos sonetos y esto sí pudiera ser una limitante para ciertos miembros del gremio lírico.

El soneto es, además, para nosotros los cubanos –como la espinela– una estrofa importada que llegó de la mano de los españoles en los tiempos de la colonización.

Lo cierto es que casi la totalidad de nuestros mejores cultores lo han escogido para dejar plasmados en ellos sus sueños, sus amores, sus pasiones y sus esperanzas.

Cuentan que un importantísimo e influyente poeta cubano pedía inexorablemente ver los sonetos a los jóvenes que se le acercaban solicitándole un aval para su obra en cierne. Cierto o no, tal es el prestigio de dicha estrofa.

Como en la décima, también a través de la trayectoria del soneto, ha quedado reflejada la vida política, social y cultural de un pueblo entero: el nuestro. Ese espíritu único e irrepetible del ser cubano se trasluce continuamente mediante este molde literario universal.

Veamos algunas pinceladas de tan socorrida manera de crear poesía auténtica.

1811

La casa del poeta

En casa de don Gil estuve un rato,

y en tanto que le hablaba cara a cara

de su grande familia la algazara

por un poco me pone mentecato.

Estaba la mujer fregando un plato,

un chiquillo arrastraba una cuchara,

y un negrito infernal con una vara

zurraba sin piedad a un pobre gato.

La familia de hambre se moría,

y la pobre mujer una peseta

para pan al marido le pedía.

Pero don Gil escucha y no se inquieta,

pues vendió su taller de sastrería

y hace catorce meses que es poeta.

Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo (El Cucalambé)

Cuenta Samuel Feijóo que buscando afanosamente por entre las publicaciones antiguas en la isla encontró este singular soneto del que desconoce el autor. Publicado en la revista Confetti, en él se utiliza la palabra “nikel” para denominar a la moneda de cinco centavos.

1812

Sone T.

Te remito las cartas que escribis T

en el papel más bajo que encontras T

te doy las gracias pues así mostras T

lo mucho que te quise y me quisis T

Pero me admira todo cuanto hicis T

para mostrar que por piedad me amas T

pues por necia quizás no me afianzas T

cuando en tus fieras garras me tuvis T

Gracias a Dios, mujer que me dejas T

aunque sin banca, pues que te cogis T

hasta el último níkel que me hallas T

Más vale así, si al fin me devolvis T

la paz que con tus muecas me quitas T

y al hacerme una burla te la hicis T

Este es un ejemplo de quien celebra su casita junto al mar. Un soneto transparente, sencillo, con el valor de la celebración cariñosa al hogar, humilde y bello.

1813

Estival

A la orilla del mar tengo mi casa.

Es un pequeño y rústico bohío

donde el aire circula a su albedrío

cuando el calor en la ciudad abrasa.

La lluvia su techumbre no traspasa;

no lo conmueve el huracán bravío;

y en estos meses de implacable estío

me brinda él un bienestar sin tasa.

Desde que asoma el sol en el oriente

el beso de su luz resplandeciente

recibe mi casita veraniega.

Y por la noche, al encenderse el faro,

parece, confiada, que se entrega

al bienhechor influjo de su amparo.

Lino Gutiérrez Alea

Raúl Ferrer, notabilísimo escritor y revolucionario cubano, trae la nota patriótica con un soneto escrito a manera de reportaje.

1814

Días del socialismo

Para que el sol los lleve y los difunda

y el aire al horizonte se los cuente,

para que el mar en el azul los hunda

y un pez de rebeldía los presente.

Para que entre los pueblos rompa y cunda

como una invitación su luz valiente,

para que el fuego del honor los funda

y un niño con su lápiz los invente.

Para eso han venido estos días claros

y estas noches de azúcar, limpios faros

con toda la justicia en sus destellos.

Para que dueños los trabajadores,

llenen la rica patria de colores,

y el Partido y Fidel sigan con ellos.

Raúl Ferrer

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